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La nueva ordenanza provoca una avalancha sin control de toldos y mesas en Torrevieja

Tarimas, marquesinas y paravientos de los negocios de hostelería y de los comercios toman aceras y calles de la zona centro

La nueva ordenanza provoca una avalancha sin control de toldos y mesas en Torrevieja

La instalación de marquesinas cubiertas, toldos, paravientos, sillas y mesas, tarimas de madera y todo tipo de mobiliario en aceras y calles se ha disparado en Torrevieja desde que se derogó la anterior ordenanza de vía pública y comenzara a estar vigente la actual, en noviembre de 2014. Se ha pasado de una regulación desfasada y que prácticamente ningún establecimiento cumplía a la tolerancia casi total con la actual en solo unos meses. Ahora florecen todo tipo de estructuras, diseños y reclamos por parte de los negocios de restauración y también de los comercios, que, previo pago de tasas municipales, han tomado espacios públicos destinados inicialmente al paso de peatones por aceras y paseos y al aparcamiento de vehículos en las calles. Superficies que ya representan una prolongación permanente de sus negocios en una situación que cuestionan en el Ayuntamiento y a la opinión pública los vecinos afectados. El nuevo texto permite este tipo de actuaciones de proyectos mientras se paguen esas tasas y estén sometidos, en la mayoría de los casos, a una licencia de declaración responsable, menos exigente en los requisitos, y que permite realizar las instalaciones en el momento de presentar la documentación técnica y sujeta a una inspección municipal posterior que no siempre se produce. Además, la ordenanza está plagada de excepcionalidades que dejan al criterio del Ayuntamiento el visto bueno a esas instalaciones.

Una situación que ha hecho florecer todo tipo de instalaciones y diseños sobre la calzada, aceras y zonas peatonales, en especial de los negocios de hostelería que se han abonado a las estructuras fijas de toldos que ocupan toda la fachada y apenas dejan un pasillo para los peatones en la acera. Según los vecinos de varias zonas afectadas, las condiciones de accesibilidad para los peatones y en especial las personas con movilidad reducida han empeorado o, en muchos de los casos, se han reducido al mínimo. En calles céntricas, la acera situada entre la tarima donde se ubican sillas y mesas sobre el asfalto y el acceso al local, también es ocupada para montar más mesas, impidiendo el paso peatonal. Establecimientos de nueva apertura interpretan además la normativa de forma flexible, las marquesinas se sitúan al límite de la zona de circulación de vehículos, hasta el punto de ubicar reflectores para alertar a los conductores como ocurre en la playa de Los Locos.

Estrechamiento

Los comercios, que antes tenían prácticamente prohibido ofrecer mercancías en la calle -aunque se hacía la vista gorda solicitando esta ocupación por concepto de sillas y mesas-, también han tomado nota y han habilitado estructuras fijas. Estas ampliaciones también afectan a zonas de servidumbre de paso en los edificios estrechando más el paso peatonal, en especial, en el Paseo de Juan Aparicio.

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