En todas las casas se repite el ritual casi sin darnos cuenta. Abre la puerta del armario, saca la bolsa del cubo, la cierra y la lleva hasta el contenedor cercano a casa. Durante el recorrido va pensando en otros asuntos, se encuentra con algún vecino al que saluda e incluso se para unos minutos a hablar y se entera de algún cotilleo de alguien del mismo edificio, calle o barrio. Al llegar al contenedor lo abre con cierto cuidado, en un momento de íntimo asco, deja caer la bolsa con todo lo que ha ido desechando la familia durante todo el día y adiós.

Ese podría ser el relato de lo que son apenas unos minutos de lo más simple y cotidiano en la vida de todas las familias, lo que es sacar la basura. Y lo que pasa con esa bolsa a partir de ese momento ya es cosa de otros. Y menudo cacao que tienen los otros en este momento.

Cuando la semana pasada los camiones de la mayoría de pueblos de la Vega Baja toparon con las puertas cerradas del vertedero de Crevillente el problema que nuestra comarca tiene con las basuras estalló. Con el vertido en esta planta, otros en otras de la provincia y alguno de forma extraordinaria en la vecina Región de Murcia el Partido Popular consiguió ir salvando qué hacer con este asunto de la gestión diaria mientras gobernó la Generalitat Valenciana.

Tuvieron el gobierno de la Comunidad y de una amplia mayoría de ayuntamientos, y además bastante tiempo y con mayorías claras que les permitían ejercer el poder y gestionar sin obstáculos políticos. Lo que no tuvieron nunca fue una solución para la gestión de las basuras de la Vega Baja que no pasara por hacer de eso un negocio. Y por eso han pasado los años, que no uno ni cuatro, se cuentan en legislaturas. Y no llegaron a hacer nada, ni más moderno o más desfasado, ni más barato ni caro, ni en una zona ni otra? nada donde tratar la basura que generan nuestros pueblos y ciudades.

Lo que sí hicieron fue conseguir que las basuras de la Vega Baja olieran doblemente mal y darle trabajo a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado con detenciones y registros, y a los jueces con la apertura de caso de presunta corrupción, investigaciones, imputaciones, declaraciones, etc. mostrando la mejor foto de como entendieron y practicaron el ejercicio del poder y, no iba a ser excepción, este asunto que mueve tanto dinero como son las basuras.

En mayo las cosas cambiaron. «Ahora ellos son el Consell», decía el coordinador comarcal del Partido Popular en la Vega Baja, Adrián Ballester, para exigir la solución al nuevo gobierno de Ximo Puig. Sin sonrojo alguno y como si todo lo anterior no fuera con ellos o no hubiera pasado, que ¡vaya cara! Y en ello están trabajando, en la Consellería y los alcaldes socialistas de la Vega Baja porque era un tema de prioridad destacada en la agenda del Partido Socialista, porque los acontecimientos lo convierten en urgente, porque se siga llevando la bolsa al contenedor con la misma tranquilidad que se ha hecho siempre y porque todo lo hecho hasta ahora es y a la vista está, nunca mejor dicho ¡basura!.