La oportunidad para ver este nacimiento, en medio del claustro principal del Museo Sacro, antes Palacio Episcopal, se prolongará hasta el 7 de febrero. Panaderías, carnicería y taberna no faltan en este espectacular montaje donde los edificios están realizados con corcho natural y sorprende la minuciosidad de los detalles que permiten una visita hasta la extenuación. El patriarca de la familia Pedrera, Antonio, ya fallecido adquirió en un anticuario italiano esta obra de arte que, gracias a la Fundación que lleva su nombre y al comisario de la muestra Mariano Cecilia, quien participó en la negociación, se sacó de unas cajas que estaban en el Palacio Sorzano de Tejada, otro inmueble patrimonial oriolano que se diseñó como museo para el Ayuntamiento y que está cerrado.

En España, según Cecilia, se cuentan con los dedos de la mano los nacimientos de esta calidad, que fueron introducidos en España por Carlos III y que adoptaría la nobleza en los palacios. De hecho, se estructura en tres escenas para permitir su acomodación a cualquier instalación para su disfrute. Campesinos, pescadores y pastores, con camisas de cuello alto, chaqueta o chaleco cerrado con cintas, fajas a la cintura y alpargatas, compiten por su perfección con animales tan tradicionales como las ovejas y otros menos habituales, como las tortugas, o bien los mil utensilios que se dibujan. Un único detalle: no estaban los Reyes Magos y se ha encargado tres, por supuesto a un taller de artesanía de Nápoles abierto desde el siglo xviii que completará en cuestión de días esta obra de arte a la cual no le falta ni el clásico «cagonet» fruto de la influencia catalana en Nápoles.