El cálido otoño y principio de invierno registrado en la provincia alicantina ha afectado al ciclo vegetal de la alcachofa, uno de los cultivos estrella de la temporada. Las elevadas temperaturas han acelerado el crecimiento de este vegetal provocando que hubiera más kilos recolectados en menos tiempo. El inconveniente es que la planta no ha alcanzado el calibre exigido para dedicar una parte a la exportación, por lo que apenas se ha vendido nada al resto de Europa. No obstante, la venta nacional y el tirón de la industria conservera, que demanda corazones de alcachofa más pequeños, ha salvado lo que llevamos de temporada al comprar por encima de lo habitual.

Según estiman desde la Asociación Alcachofa Vega Baja del Segura, el exceso de producción apenas se ha notado en el mercado porque gran parte la está asumiendo la industria, que está realizando una importante demanda debido a que la actividad conservera «no tiene stock y está comprando más cantidad que en campañas anteriores». Este incremento de ventas a las empresas de conservas también ha permitido que los precios de la alcachofa no se hayan hundido. Aunque actualmente son ligeramente inferiores que en años anteriores, se están pagando en origen a una media de entre 60 y 70 céntimos el kilo. «Se están manteniendo en unos niveles aceptables, sigue siendo rentable y la campaña se está desarrollando bien», según las mismas fuentes.

No obstante, la inusual temperatura de los últimos meses ha tenido efectos negativos en cuando al tamaño de este vegetal debido a que la alcachofa más grande, la que se dedica a exportación, no ha conseguido el tamaño requerido, por lo que apenas se ha vendido nada a otros países europeos. A esta situación hay que añadir que en Francia, uno de los principales destinos de las alcachofas de la Vega Baja, también han tenido este año una campaña más extensa y hasta hace unas semanas ha habido producción de alcachofa tanto en el sur como en el norte del país galo.

El otro gran inconveniente que han tenido los productores de alcachofa es la escasez de lluvias durante los últimos meses, una situación que han tenido que paliar con agua de riego, lo que encarece los costes de producción. En la actualidad hay cerca de 18.000 hectáreas de alcachofas plantadas en la Vega Baja, 200 de ellas de reciente cultivo. Ese aumento de superficie estaba previsto que trajera consigo un incremento de producción del 7% y superar las 25.000 toneladas en 2015-2016.

A pesar de los inconvenientes climáticos, las perspectivas de producción y ventas para los próximos meses son positivas debido a que ya se ha registrado un descenso de temperaturas que está beneficiando a los cultivos, según trasladó ayer el presidente de la Asociación de Jóvenes Agricultores (Asaja) de Alicante, Eladio Aniorte.

Producción

El mismo coincide en que «el excesivo calor había provocado que se acumulara la producción, que en vez de cortar en 15 días se cortaba en seis. Ahora bien, las lluvias de los últimos días han sido una bendición para el campo. Aunque escasas, permitirán que el cultivo de alcachofa se equilibre más, un factor que también se verá acompañado por el frío que está llegando», prosiguió.

La asociación de la alcachofa y Asaja coinciden al vaticinar que próximamente se producirá un aumento de los precios en origen porque si a la concentración de producción que se ha registrado por el calor, le sigue ahora un descenso de las temperaturas, se frenará el ritmo de crecimiento de la planta, por lo que el resultado será que habrá menos kilos a la venta y, por consiguiente, se esperan precios al alza.