«Es un hotel para todo el año. Incluso en otoño, tras la vendimia, el paisaje, teñido del ocre de los pámpanos, tiene un color muy especial». Los responsables de la promotora subrayan que este proyecto es una apuesta por el agroturismo. Las mentes pensantes del turismo en la Marina Alta hace años que se devanan los sesos buscando fórmulas para romper la dependencia absoluta del «sol y la playa». La gastronomía, la cultura, el senderismo?y ahora el agroturismo, en esa variante del enoturismo, resuelven la ecuación.