El alcalde de Torrevieja, José Manuel Dolón (Los Verdes), «le ha ganado» la partida al Ayuntamiento que preside. Suena raro. Pero es así. El primer edil, cuando ya era alcalde, presentó una reclamación patrimonial al municipio por valor de 83 euros tras reventar un neumático de su coche particular con un bolardo. Fue en diciembre de 2015, cuando aparcaba en la calle Caballero de Rodas.

La rueda se pinchó con una arista de los polémicos adoquines de este vial -en realidad bloques de hormigón pintados de azul, que separan la calzada de la acera-. Fue el propio Dolón el que anunció en rueda de prensa que había reclamado una indemnización por el mal funcionamiento de los servicios municipales, y animó a todos los vecinos a reivindicar sus derechos cuando les sucediera algo por el estilo, porque él ya había pinchado varias ruedas aparcando en Caballero de Rodas o Maldonado. El primer edil ya anticipó que donaría el importe de la valoración de daños, poco más 80 euros, a una ONG -en su día aludió a la Asociación de Padres de Alumnos con Necesidades Educativas Especiales -APANEE-.

Trámite

El trámite en el Ayuntamiento nunca es un camino de rosas. Tampoco lo fue para su máximo responsable. El primer edil no ha cejado en su empeño de sacar adelante este procedimiento y se topó con plazos y formularios... y se le pasó el plazo para presentar la documentación. «En casa de herrero cuchillo de palo», debió de rumiar. Pero si de algo se puede vanagloriar Dolón -20 años en la oposición- es de insistir cuando considera que tiene razón. Recurrió esa resolución. Y fue aceptada. Ayer la junta de gobierno dio el visto bueno a su solicitud -se ausentó del punto-, junto a un «carro» completo de este tipo de reclamaciones patrimoniales caídas en vía pública, daños por socavones... que llegan a esta misma sesión todos los viernes.

La resolución favorable -la mayoría no lo son- coincide con la decisión municipal de ir cambiando paulatinamente por los grandes adoquines que llegaron con la reforma de la calle en 2010, por pilones horizontales, aunque conductores y peatones van a tener que aguantar los «pincharuedas» durante algún tiempo, porque ese cambio será lento.