En noviembre pasado se anunció uno de los escasos acuerdos de consenso que han logrado alcanzar en estos dos años de mandato los siete grupos municipales con representación en el Ayuntamiento: someter a consulta qué tramo del litoral de Torrevieja se destinará a albergar una playa para perros.

Siete meses después y a las puertas de la temporada estival la consulta no se ha podido llevar a cabo. La gestión se ha topado de nuevo con la burocracia municipal. ¿Por qué? Uno de los siete grupos solicitó que antes de fijarse la fecha para conocer la opinión de los vecinos los técnicos se pronunciaran sobre la legalidad de la propia consulta, pese a que la pregunta que se le va a hacer a los ciudadanos y su resultado no son vinculantes legalmente.

La petición a los técnicos se ha convertido, devuelta a los solicitantes -los políticos- en todo un expediente administrativo. Algo que ya «garantiza» unas cuentas semanas más de papeleo. En realidad, la consulta en sí resulta bastante sencilla. Es pedir a quien quiera participar que seleccione entre los siguientes tramos de playa: el litoral situado entre Punta Margalla Curva del Palangre, Cala Ferrís, Cala de los Carabineros -al sur de la Cala Piteras, Cala del Moro en Cabo Cervera, Cala de los Trabajos junto a la residencia Mar Bella y Playa de La Mata Pueblo. Cala Ferrís y La Mata Pueblo son las que más rechazo generan entre vecinos, grupos ecologistas y partidos políticos. La adecuación de un tramo de playa de estas características figura en todos los programas de los partidos, aunque cada uno le pone un matiz.

El procedimiento, tal y como está planteado, no necesita de censos y requisitos más propios de elecciones. El municipio intentará dar un plazo amplio de votación por distintos medios, como las urnas en espacios municipales.