Durante la segunda mitad del siglo XVI la ciudad de Orihuela alcanza su cénit al lograr en 1564 la sede episcopal tras siglos de reivindicaciones y pugnas con el vecino reino castellano de Murcia y su diócesis de Cartagena. En ese mismo contexto, se instaura en Orihuela una universidad en el complejo arquitectónico renacentista del colegio de Santo Domingo, y se convierte así en la segunda ciudad del antiguo Reino de Valencia como capital de gobernación, sede episcopal y centro universitario.

En ese momento de esplendor llegará al colegio de Santo Domingo el lienzo la Tentación de Santo Tomás de Aquino, obra realizada entre 1631 - 1633 por el genial Diego Velázquez, pintor de cámara de Felipe IV, tal como documentó el historiador Javier Sánchez Portas. Esta magnífica obra fue un regalo de la corte española a los dominicos quienes la destinaron a un espacio singular de la antigua universidad, la Sala de Grados.

Se trata de una obra maestra, pintada poco después de su regreso del primer viaje que realizó a Italia (1631). El cuadro representa el momento en el que Santo Tomás, considerado el «sol» de la Iglesia cae de rodillas, desfallecido, más espiritual que físicamente, mientras un ángel lo sostiene y otro se dispone para colocarle el cíngulo inmaculado de la castidad, después de haber rechazado a la tentadora que, en segundo plano, huye despavorida al ver la escena sobrenatural.

Desde entonces, esta pieza se ha conservado en la ciudad de Orihuela y ha participado en grandes exposiciones, la última en el Grand Palais de París, en una muestra expositiva organizada por el Museo del Louvre. Es, sin lugar a dudas, la obra artística más relevante de la Comunidad Valenciana.