Un hombre de 77 años acusado de matar a su esposa a bastonazos en San Miguel de Salinas ha alegado durante el juicio que fue un accidente y que durante una discusión la mujer se resbaló y al caer se dio en la cabeza contra la encimera de la cocina. El anciano se enfrenta a una petición de 19 años de prisión por parte del Ministerio Fiscal por un presunto delito de asesinato, a la que se ha adherido la acusación particular. La Fiscalía contempla la agravante de parentesco.

El juicio comenzó ayer en la sección séptima de la Audiencia Provincial con jurado popular. Está previsto que se prolongue hasta el viernes. Junto a la acusación particular, que representa a los dos hijos de la víctima, se ha personado la Generalitat al tratarse de un supuesto caso de violencia de género.

Según sostiene el fiscal, acusado y víctima, de origen británico, convivían en una casa propiedad del hombre en San Miguel de Salinas. Los hechos ocurrieron el 14 de septiembre de 2014 cuando, tras consumir alcohol, se inició una discusión entre ellos por temas económicos que acabó con gritos e insultos.

En un momento de la riña, la víctima se fue a la cocina, donde se cayó al suelo y quedó tendida boca abajo sin poder levantarse. El acusado, según el fiscal, aprovechó esta situación para golpearla varias veces en la cabeza con el bastón que usaba para caminar. La mujer murió a consecuencia de los golpes.

Dos días después, el hombre llevó el cadáver hasta un paraje de Algorfa y lo ocultó con ramas de poda. Al día siguiente denunció su desaparición ante la Guardia Civil y estuvo simulando la desaparición durante seis meses, cuando confesó los hechos al producirse un registro en su domicilio.

Durante el interrogatorio de la fiscal, el procesado indicó que ambos estaban bebiendo y que iniciaron una discusión. En un momento de la trifulca, la víctima fue a la cocina a por hielo para el whisky y al ver que tardaba él acudió a ver qué había ocurrido. Cuando entró a la cocina, la mujer, según manifestó, le agarró el bastón y le atacó, por lo que él al defenderse y «tener más fuerza» le cogió el bastón a la mujer, quien resbaló y cayó al suelo golpeándose la cabeza con la encimera. En ese momento dejó el cuerpo en la estancia y siguió bebiendo. A los 15 minutos aproximadamente volvió a la cocina y comprobó que la mujer seguía tendida en el suelo, sin moverse y sangrando, por lo que limpió la herida y la tapó con una manta, mientras que él se fue a dormir pensando que al día siguiente estaría bien.

A la mañana siguiente tuvo un «shock» al encontrarse con la mujer muerta en la cocina y añadió que fue su culpa porque la dejó «desangrarse». En ese momento, señaló que se encontraba como «fuera de sí», que estaba «como poseído» y que «oía voces» que le indicaban que tenía que deshacerse del cuerpo.

De este modo, por la noche llevó el coche hasta la parte trasera de la parcela para dejar el cadáver en el maletero, y que al transportarlo, según dijo, se golpeó en las escaleras.

Al día siguiente condujo con la intención de deshacerse del cuerpo, que finalmente dejó en un paraje de Algorfa. Asimismo, reconoció que realizó los recados y gestiones que tenían planeadas, simulando la desaparición de la mujer para formarse una coartada. Finalmente, denunció la desaparición de la mujer y siguió fingiendo durante los seis meses siguientes haciendo vida «normal». Incluso apuntó que fue tres veces a la Policía para interesarse por la investigación.

La fiscal ha enfocado parte del interrogatorio en que la versión que estaba dando el acusado contradecía sus anteriores declaraciones donde había asegurado haber golpeado a la víctima con el bastón mientras le decía: «Tonta, ¿qué has hecho? Ahora te quedarás a dormir en el suelo». A ello, el acusado afirmó que tenía miedo y que a un hombre no le gusta reconocer que le ha agredido a una mujer.

El procesado añadió que llevaban seis años y medio juntos y tenía una buena relación con la víctima, y ha dicho que él era un «príncipe» para ella y ella su «princesa».