La llamativa coloración blanca de las primeras toneladas de arena de cantera procedente de Murcia ha tomado el tramo central de la playa de Los Locos. Ayer comenzó la intervención para «salvar» esta popular playa urbana de Torrevieja de los efectos de la erosión, que ha visto cómo en algunas zonas su anchura se ha quedado a dos metros desde la pared del paseo marítimo a la orilla. La primera fase del proyecto contempla una «inyección» de 12.000 metros cúbicos de arena. Aunque se trata de una obra financiada por el Estado a través de la dirección general de Costas del Ministerio de Transición Ecológica, es el Ayuntamiento el que está informando puntualmente de su ejecución.

Costas ni tan siquiera ha remitido nota de prensa para un proyecto que supone un desembolso de 417.000 euros -aunque la información del plan de regeneración no especifica si es el importe para esta primera fase de cuatro meses o para el total, que se completará con otros 20.000 metros cúbicos. La actuación ha sido adjudicada a la empresa valenciana AZVI -la misma que construyó el recinto de mercados-. El objetivo principal de esta aportación es ensanchar en unos 20 metros el tramo central de esta popular playa.

Un proyecto, explicó el edil Antoni Vidal (PP), que estaba previsto comenzar a principios del próximo año 2020 pero que «con motivo de los daños provocados por la gota fría del pasado mes de septiembre» se ha decidido adelantar por parte de Costas. El acopio de los 12.000 metros cúbicos de arena durará hasta finales del mes de enero de 2020. La arena que se está utilizando para ensanchar la playa de Los Locos procede de una cantera de Abanilla (Murcia), con un granulado mayor que la arena marina -es menos fina que la original de la playa-, lo que «permitirá aguantar con más garantías los frecuentes temporales de levante que se suceden en nuestro litoral». Los vehículos, camiones y una pala frontal, están accediendo por una apertura realizada en el paseo frente a la urbanización El Palmeral, desde la Avenida Doctor Mariano Ruiz Cánovas. Mientras se llevan a cabo las obras el tramo central de la playa está cerrado al público. Costas descartó una intervención más invasiva -con la construcción de espigones- por su posible impacto ambiental sobre la pradera de posidonia y escasa eficacia. Algo reflejado en un estudio previo de las dinámicas marinas de la zona.