«Hemos pasado de ser un tranquilo barrio del centro de Torrevieja, a pasear con miedo por la calle». Este comentario de un vecino del céntrico barrio de La Punta de Torrevieja es la sensación que comparte el resto del vecindario que denuncia su degradación en los últimos meses. Mientras nos atiende, reacio a dar su nombre «no me fío», un grupo de personas, en principio sin hogar, acampa en una zona ajardinada de la plaza de Oriente y descansa junto a uno de los bancos. Uno duerme en el suelo, a la sombra, mientras que un fibrado joven mira un móvil sentado en un cajón de fruta en el césped y fuma un cigarro. Cuesta creer que todos ellos, como mantiene el Ayuntamiento, son personas sin techo. Sobre el banco, un enorme vaso de cerveza que coge una mujer mientras apura su tabaco de liar junto al árbol donde han tendido algunas prendas.
«Así todos los días, lo peor es cuando se ponen a discutir, a pelear, con la música, a insultar a los que pasan por...». No termina la frase. «Mira, mira, lo que te digo», nos dice mientras señala a un hombre, de mediana edad, barba sin afeitar desde hace mucho tiempo y en evidente estado de embriaguez, que empieza a cantar, a chillidos. «Lo peor es cuando eso lo hacen a las 3 de la mañana», se queja este vecino del barrio «de toda la vida».
Estos grupos de personas hace tiempo que han tomado la plaza de Oriente como un albergue al aire libre, donde dejan no poca basura y suciedad. Otro grupo suele estar por la noche en la bancada de la plaza de Arturo Gómez, a 200 metros de allí, en pleno paseo de Juan Aparicio. Los vecinos, además, denuncian los ruidos y peleas que ocasionan a veces, sobre todo cuando alguno ha bebido más de la cuenta.
En otro banco, una persona sin hogar duerme a la sombra de uno de los olivos que pueblan la plaza de Oriente, conocida como la de la ermita, por la pequeña iglesia que la presidía y que dio paso, hace unos años, a la gigantesca parroquia del Sagrado Corazón, que muchos bautizaron como «la catedral» por sus dimensiones. «Hemos hecho una poda para que quedaran menos rincones en los que esconderse y poner los colchones y quedarse allí viviendo», explica el concejal de Seguridad Ciudadana, Federico Alarcón, quien reconoce que son innumerables las quejas de los vecinos por la degradación del barrio, aunque lamenta que «estamos atados de pies y manos». «Por el hecho de que estén no podemos echarlos, a menos que alteren el orden público o hagan sus necesidades donde no deben», dice. Es entonces cuando, tras las llamadas de los vecinos, acude la Policía Local, que solo puede mediar, en la mayoría de ocasiones, para que dejen su actitud incívica.
Estos grupos, a veces con hasta 20 personas, se han hecho «dueños» de los espacios comunes del corazón del barrio de La Punta, a solo unos metros de la fachada marítima. Los vecinos denuncian que, además, hay trapicheo de drogas en el barrio. «Pedimos a los vecinos que cuando vean algún movimiento sospechoso avisen a la Policía para que los puedan pillar en el acto», indica el concejal.
En la Plaza de Oriente hay uno de los varios parking del centro urbano, muy utilizado en verano. De hecho, muchos de quienes visitan por primera vez la localidad aparcan allí. La imagen que se encuentran a la salida no es la mejor de la ciudad. Vemos a dos turistas con maletas que bajan a por su coche. En las escaleras tienen que sortear a dos jóvenes que han hecho sus necesidades en el lugar que más a mano tenían, el aparcamiento privado.
«Preocupado»
El edil de Seguridad Ciudadana dice estar «preocupado» por el avance de la degradación de este emblemático barrio torrevejense, pero asegura que «estamos trabajando para ponerle solución». «Me he reunido con la Policía Local y con la Guardia Civil para que se coordinen y pasen de manera más habitual por el barrio, aunque necesitamos más policías y guardias civiles en la ciudad», lamenta. «Estamos trabajando en alternativas para que no pongan un campamento en esa zona, primero por la situación del covid-19 y después para evitar la insalubridad». La mayoría de esas personas que «acampan» allí no usa la mascarilla.
Los servicios de limpieza retiran colchones y otros enseres que dejan tirados ese grupo de personas que se ha adueñado de la plaza de Oriente. La Policía Local acude para desalojarlas cuando los empleados de limpieza tienen que desinfectar los bancos por las medidas anticovid. «Usan un producto que tarda dos horas en actuar y cada vez que acuden a limpiar tienen que llamar a la Policía y al retirar los precintos a las dos horas deben volver los agentes», explica Federico Alarcón.
Los Servicios Sociales del Ayuntamiento también han actuado para tratar de que esas personas sin hogar acudan a un albergue de Elche. «Se les sufraga el viaje en autobús a un albergue de Elche donde pueden estar dos semanas y les dan cama y comida, el problema es que no quieren ir y nosotros no podemos obligarles», lamenta el edil. Y pide tranquilidad a los vecinos. «Estamos haciendo lo que podemos y si hubiera más policías haríamos lo mismo, que es patrullar por la zona, aunque más habitualmente, pero este verano tenemos diez policías menos que el pasado, por las jubilaciones, y con el presupuesto sin aprobar no puedo destinar cuatro agentes más con dos vehículos por turno como tengo previsto», asegura Alarcón.
Mientras, en el barrio de La Punta, el grupo que ha acampado en la plaza con varias bolsas y cajas recoge todas sus pertenencias y las mete en un carro de la compra amarillo, antes de irse. Eso sí, su paso por allí no pasa desapercibido y dejan un rastro de papeles de aluminio y botellas. No se irán muy lejos, y volverán más tarde a «su banco».
