Cristian Martínez, secretario provincial de Jucil y guardia civil destinado en Callosa de Segura, es uno de los que se marcha en las próximas semanas. En su caso ha pedido un destino más cercano a su domicilio en la vecina Región de Murcia. Pero conoce bien la sobrecarga de trabajo que tienen que soportar sus compañeros y él en la Vega Baja. «No damos abasto», lamenta, «los delitos cada vez son más violentos y van en aumento en la comarca, pero seguimos con las mismas plantillas de guardias civiles que hace años», remarca. «Estamos saturados, la Vega Baja está colapsada», asegura.

Cada día se enfrenta al menos a uno, aunque en las últimas semanas son hasta tres diarios, delitos violentos en los municipios del interior de la comarca a los que da servicio el cuartel de la Guardia Civil de Callosa. Sobre todo en la localidad donde está el puesto, la inseguridad no para de crecer. Grupos de menores están sembrando el pánico con sus robos en los que, en ocasiones, emplean una gran violencia. «Hay servicios en los que vamos de un aviso a otro sin descansar ni un minuto y esto quema mucho porque si hubiera más compañeros la cosa cambiaría mucho». A pesar del déficit de agentes, los que hay están haciendo casi lo imposible por atajar tantos delitos violentos, con numerosas detenciones cada semana, y esclarecen un alto número de robos.

La situación no es mejor en las plantillas de las distintas policías locales. Muchos municipios de la comarca sacan a la calle una sola patrulla, en ocasiones unipersonal y solo a determinadas horas del día, lo que obliga a la Guardia Civil a cubrir esos servicios.