Un informe de la Universidad de Alicante realizado por el catedrático Fernando Vera Rebollo y firmado este mes de septiembre avala la declaración de la "Finca Langostina" como Bien de Relevancia Local (BRL). Pese a los reconocidos valores históricos, etnográficos y paisajísticos de esta vivienda del secano tradicional alicantino, este viernes está previsto que parte del terreno sea ocupado por una promotora para la construcción de viviendas turístico residenciales.

La inmobiliaria que tiene previsto actuar, cuenta sin embargo con una resolución judicial favorable a esa ocupación. Contra ella han peleado durante más de quince años los propietarios de la casa, la familia Wesenauer, que ha agotado todas las vías legales para intentar salvar este espacio, oasis del paisaje tradicional de la zona, que fue incluido, pese a su rechazo, en el PAU 25 de Orihuela Costa.

Siglo XIX

La Casa Langostina sigue manteniendo -aunque a duras penas- el aspecto y configuración del tipo de vivienda típica utilizada por las explotaciones de secano que fueron colonizando a lo largo del siglo XIX el litoral oriolano. Destaca como reducto de calidad ambiental y paisajística entre la marea de abigarradas urbanizaciones residenciales que llenan de asfalto y bungalows la zona .

El informe respalda la protección de “Finca Langostina”, considerando tanto la vivienda como sus dependencias -patio, establos, cobertizo-, y los bancales adyacentes con el muro y el arbolado, como una oportunidad para "la gestión local, primando la sostenibilidad y la protección del paisaje, mediante la recuperación de un recurso propio del hábitat tradicional, susceptible de dar consistencia a iniciativas de valorización histórico-culturales, educativas y de ocio, fundamentadas en la recuperación y conservación de una de las escasas muestras que persisten de la identidad y la singularidad del territorio".

Una declaración a la que también instó el arqueólogo municipal en un informe pero de la que nada se sabe en el Ayuntamiento de Orihuela. Cambiemos Orihuela tiene previsto preguntar en el pleno ordinario de este jueves por el recorrido de la solicitud realizada por la familia, en la que también se aportan otros informes, como uno de carácter técnico que advierte del peligro de la ocupación sobre la estabilidad del edificio principal.

En el mismo informe de la UA, que ha sido remitido también a la Conselleria de Cultura, se explica el contexto en que se encuentra ahora Finca Langostina, ante la "amenaza de una ocupación, con fines de transformación urbanística" que está prevista este miércoles y que va a supone la pérdida de sus valores y sería su fin". "Cualquier movimiento de tierras en el área colindante traería consigo una merma del valor patrimonial que se explica en este informe y, además, afectaría de manera inmediata a la integridad del conjunto", según señala Vera Rebollo que firma, junto a Marco A. Celdrán Bernabeu y Elisa Rico Cánovas, expertos en Análisis Geográfico, este trabajo.

Imagen de una de las fachadas de la casa de labranza del secano tradicional UA

La UA insiste en que la “Casa Langostina” representa una de las últimas teselas del paisaje agrario del Campo de Salinas, resultado de la combinación de actividades humanas como la agricultura y la ganadería con este territorio de secano. "Un paisaje cultural moldeado a lo largo de los años por la intensa relación del hombre y el medio natural. Es por ello una pieza clave de la identidad cultural del pueblo de Orihuela y de toda la sociedad europea, de su medio ambiente, de su patrimonio natural, de su historia, de sus recursos económicos" y "simboliza un elemento de identidad territorial fruto de una diversidad natural y cultural indisoluble, un paisaje agrario que guarda valores históricos y culturales tradicionales de enorme riqueza".

La influencia del turismo de masas y la actividad turístico-residencial sobre este patrimonio histórico-cultural "ha sido muy negativa". Y remarcan que durante siglos, este paisaje se mantuvo de acuerdo con las necesidades del ser humano y "sus capacidades de aprovechamiento en pleno equilibrio".

Investigadores

Para los investigadores la irrupción del turismo de masas a mediados del siglo XX provocó la progresiva transformación del territorio en un bien de consumo que se ha asociado de manera lineal, a la especulación y productividad turístico- residencial. Solo hay que ver una fotografía para saber que la rentabilidad urbanística se obtiene "consumiendo" hasta el último metro cuadrado disponible. En la evolución de este paisaje agrario ha predominando la ganancia, lo que ha generado distintos impactos ambientales, económicos y socio-culturales que han determinado la actual situación de sobreocupación del suelo. En este contexto "son pocos los casos de referencia en los que la sociedad civil ha manifestado interés por la preservación de estos espacios agrarios, dejando entrever la limitada percepción patrimonial que la población suele tener sobre estos paisajes y sus arquitecturas asociadas", como es el caso de esta Finca Langostina.

Enclave

Un enclave que para estos expertos muestra la necesidad de conservación y "valorización social de un bien patrimonial en un entorno caracterizado por una intensa transformación territorial". Además recuerdan que el uso social del patrimonio cultural puede implicar la posibilidad de un uso turístico puesto que el patrimonio cultural ha sido el argumento de renovación para muchos destinos del Mediterráneo español, en un momento en el que "el grado de competitividad de la región turística veía peligrar su estabilidad ante la aparición de nuevos espacios que ofrecían además de sus características físicas, otros elementos del territorio, entre ellos, el patrimonio cultural".

Finca Langostina se encuentra en un paisaje intensamente transformado por el turismo de segunda residencia. Representa las raíces de un pueblo con sus antepasados y es un excelente ejemplo de una finca del siglo XIX que sirvió para colonizar territorios no aptos para las sociedades de la época, en los secanos prelitorales oriolanos, en los que las casas de labranza fueron el centro neurálgico de toda la actividad agrícola. Es la última casa de labranza de esta zona reconvertida al turismo residencial.

Imagen del patio de la Casa Langostina

El mismo estudio señala el origen de la actual contradicción sobre el terreno: la de unos propietarios que no quieren vender pero que son invadidos "legalmente" para que parte de su parcela sea transformada en viviendas turísticas. Ocurrió al amparo de la LRAU de 1994, que fue derogada por leyes posteriores "debido a la enorme cantidad de abusos y situaciones de indefensión que, como en este caso, generó a pequeños propietarios de suelo frente a grandes empresas urbanizadoras". En este caso se ejecuta un proyecto de reparcelación sobre la “Finca Langostina” que da lugar a dos parcelas registrales. Fue "un error" que es el que la familia ha llevado al proceso judicial sin éxito, lo que llevó a la inclusión de “Finca Langostina” en el PAU 25 de Orihuela, a pesar de que hay un desnivel de 6 metros que separa e impide el acceso a la Finca desde ese sector. Las máquinas, ahora, esperan ocuparla.