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TRIBUNA

El torrevejense Joaquín Chapaprieta: Centenario del nacimiento de un presidente del Gobierno

Joaquín Chapaprieta en la epoca que fue presidente. Archivo

Joaquín Chapaprieta Torregrosa nace en Torrevieja el 26 de octubre de 1871, a las diez de la mañana, siendo bautizado dos días después en el templo provisional de la Inmaculada Concepción. Llegaría a ser el primer y único presidente de Gobierno alicantino y ahora se cumplen 150 años de su nacimiento.

Su bisabuelo, Antonio Bernardi Schiappaprietta, natural de Savona (Italia), se había afincado en Torrevieja a principios del XIX. Su padre, Vicente Chapaprieta Fortepiani, era un propietario de buques que fletaba cargamentos de madera desde América. Joaquín hubiera llegado a ser su continuador a no ser por un trágico accidente; mientras era cuidado por su niñera, una caída le provocó una desviación de columna vertebral influyendo en su desarrollo, produciéndole también una leve cojera. Esta situación le inclinó desde muy niño al estudio. Salvador de Madariaga recoge en su autobiografía una coplilla satírica que circuló por Madrid cuando Chapaprieta accedió al Ministerio de Hacienda, alusiva a su defecto físico: «El Chapa que tiene chepa hay que mirarlo con lupa, pues donde quiera que trepa el Chapa de chepa chupa».

Joaquín Chapaprieta cursa estudios en el Seminario de Orihuela. Termina el Bachillerato y decide comenzar una carrera secular, abandonando sus estudios teologales. Inicia la carrera de Derecho en la Universidad e Murcia y no habiéndolos acabado se traslada a Madrid para su terminación. Hace el doctorado sobre Derecho Internacional en la Universidad de Bolonia, cuna de grandes juristas, y lugar donde no tenía acceso cualquier expediente, ya que las exigencias académicas eran muy elevadas. Años más tarde fue nombrado Doctor Honoris Causa por esta Universidad. No fue fruto de la casualidad el que Chapaprieta comenzara la pasantía en uno de los despachos más prestigiosos de Madrid, el bufete del abogado y político Joaquín López Puigcerver, que fue quien lo introdujo en la política.

Su actividad revela la compleja trayectoria de un político que sobrevive a tres regímenes distintos sin renunciar a su ideario liberal. Chapaprieta inicia sus actividades públicas con el cambio de siglo. Entre 1898 y 1923, es diputado provincial en Madrid, diputado nacional por varios distritos, director general de Administración, subsecretario y senador.

EL TORREVEJENSE JOAQUÍN CHAPAPRIETA. CENTENARIO DEL NACIMIENTO DE UN PRESIDENTE DE GOBIERNO

Entre 1917 y 1923 es vicepresidente de Izquierda Liberal, partido dirigido por Santiago Alba; en 1923 asume el Ministerio de Trabajo; en 1931 dirige la campaña electoral de la Derecha Liberal Republicana, el partido de Miguel Maura y Alcalá Zamora; hasta que en 1935 llega a la presidencia de gobierno. Sin embargo, desde el inicio de su carrera política, su máxima aspiración consiste en dirigir el Ministerio de Hacienda. Ejerce el miritoriaje para el cargo como subsecretario de Santiago Alba en 1916 y, debido a su creciente prestigio, su nombre se baraja como titular de la cartera en el gobierno de Romanones de 1918 y en dos ocasiones durante el último gobierno liberal de la Restauración de 1923. En diciembre de 1922 fue nombrado ministro de Trabajo, Comercio e Industria, cargo que ostenta hasta septiembre de 1923, siendo por él presentados los proyectos de ley sobre las «Oficinas de Colocación de y Seguro contra el paro forzoso»; sobre «Ley para estimular la creación de los cotos sociales de previsión» que no fue aprobado; el «Proyecto de Ley de Fomento de la edificación», pretendiendo reactivar la industria de la construcción y resolver los problemas de hacinamiento en la periferia de las grandes ciudades; «Proyecto de Ley de Crédito Agrícola»; y el «Proyecto del Régimen de la Tierra». Otra aportación de Chapaprieta como ministro de Trabajo fue la «Modificación de la Ley de Emigración de 21 de diciembre de 1907». A excepción del «Real Decreto de Protección de la Mujer Trabajadora» cuyo grado de aplicación real fue prácticamente nulo, ninguna de sus iniciativas llegó a ver la luz; las presentó en el Consejo de Ministros pero ni siquiera fueron debatidas en el parlamento.

Hay que esperar hasta mayo de 1935 para colmar su principal ambición, llegando ser ministro de Hacienda, aunque su pensamiento hacendístico ya estaba plenamente formado en 1923, cuando el golpe de Estado de Primo de Ribera acabó con el orden constitucional de la Restauración, de modo que, en 1935, se limita a poner en práctica las recetas que, desde el parlamento, lleva años recomendando a los titulares de la cartera.

La trayectoria política de Chapaprieta alcanza su cenit el 25 de septiembre de 1935, cuando accede a la presidencia del gobierno. Este es sin duda, el momento más conocido de su carrera.

La vida política de Joaquín Chapaprieta se sitúa en la llamada por el historiador Luis Comellas «la España de los problemas», que comienza a finales del siglo XIX con la pérdida de las colonias españolas y llega hasta 1939 con el final de la Segunda República.

En la Vega Baja destacar los desvelos por la construcción de la carretera Albatera-Hondón de las Nieves, la instalación de la luz eléctrica en La Mata, el interés por la construcción del puerto de Torrevieja. En 1907, ante la orden de embargo y urgencia en el pago de la deuda contraída por el Casino torrevejense, Chapaprieta acude a solucionar el problema económico por lo que fue nombrado Socio Honorario. En 1926, enterado de la gran necesidad de Torrevieja de centros escolares, dona su casa natal para la construcción de la primeras escuelas graduadas, edificio que acoge a día de hoy la Biblioteca Municipal Carmen Jalón.

Tras la Guerra Civil, Joaquín Chapaprieta, retirado de la política, se dedicó a ejercer como abogado en Madrid, pasando temporadas de descanso en la finca familiar de «El Raso», en Guardamar.

Joaquín Chapaprieta fallece el 15 de octubre de 1951, en Madrid. De su carácter y personalidad privada el historiador Jesús Pavón, que lo llega a conocer personalmente, ensalza su discreción, carácter dulce, extraordinaria tenacidad y excepcionales cualidades técnicas superiores a las políticas.

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