Es curioso, al analizar las distintas acepciones de alguna palabra cómo se interpretaba su definición en cada época. Así, al referirnos al sustantivo «eco», si le preguntamos a algún personaje del primer tercio del siglo XVIII, si era culto, nos diría que es «sonido y repetición de la voz que se forma en los valles hondos, en las cuevas y bóvedas, donde hiriendo el aire por la repercusión, se duplican y multiplican las voces, y de nuevo resuenan». Por el contrario, ahora, casi tres siglos después, la respuesta que se nos daría sería más breve: «repetición de un sonido reflejado por un cuerpo duro».

ECO

De igual manera que si interpelamos a un aficionado a la lectura, probablemente dirigiría la contestación dándonos el nombre del filósofo, ensayista y novelista Humberto Eco, con el que disfrutamos con sus obras «El nombre de la rosa» y «El péndulo de Foucault». Así mismo, si diéramos con un cinéfilo, tal vez nos recordaría algunas películas como «El eco del miedo», «La casa del eco», o aquella de 2008, con el título “El eco”, sobre un recluso que tras lograr la libertad intenta luchar contra el eco del pasado.

Ahora bien, no hay que irnos tan lejos, ya que en muchas ocasiones «el eco» ha sido protagonista en las cabeceras de la prensa histórica de Orihuela. Así, en 1896, localizamos a «El Eco de Orihuela», como semanario independiente, científico, literario, industrial, comercial y agrícola que se imprimía en Cornelio Payá y que tuvo una vida efímera, bajo la dirección de José María Sarabia. Dos años después, publicándose en los mismos talleres y con corta vida, encontramos a «El Eco del Segura», dirigido por Julio Espinosa. Este periódico, en 1909, tuvo una segunda época publicándose en la Imprenta L. Zerón. En ese mismo año, comenzó a salir de prensa «El Eco de Orihuela», diario de la tarde y como órgano del Partido Conservador del Distrito. Sobrevivió hasta 1914, llegando a publicarse 1.338 números.

Pero de aquellas definiciones que aludíamos, nos detenemos en el plural de «eco», en la que encontramos que se nos dice que son noticias de algunos ambientes que luego son publicadas en periódicos o revistas. Y, para el plural, también en nuestra vetusta hemeroteca oriolana disponemos de dos cabeceras de revistas. Simplemente, «Ecos», periódico semanal que vio la luz en 1918 y 1919, y «Ecos del Seminario» que, en febrero de 1945 cumplía su décimo quinto aniversario.

Precisamente, a un ejemplar de dicho año nos vamos a referir, ya que publicaba un número extraordinario dedicado a la entrada del obispo José García Goldáraz en la Capital de la Diócesis, el 11 de febrero.

En su «Ofrenda», se hacía memoria de la visita que el 13 de ese mes realizaba al Seminario de la Purísima Concepción y Príncipe San Miguel, dos días después de atravesar la Puerta de la Olma a lomos de una mula como manda la tradición. Aunque, entonces el prelado llegaba cabalgando hasta la tribuna en el Paseo (entonces de Sagasta) donde le esperaba el Cabildo y Autoridades. Tras apearse del equino, oraba ante una imagen de la Virgen de Monserrate, revistiéndose después de pontifical y en procesión se trasladaba bajo palio a la Catedral para tomar posesión de la Sede.

Todo ello, es narrado por el alumno de 1º de Filosofía, Antonio Cerdán. Lo primero que encontramos en este ejemplar son unos apuntes biográficos del nuevo obispo, varias fotografías desde su primera comunión hasta con sus galas episcopales y un reportaje de su entrada en Orihuela. No podían faltar poemas alusivos al prelado, entre ellos el de un seminarista anónimo que concluía: «Y el pueblo fervoroso un salmo entona/ entre claro sonido de campanas./ El gozo y la alegría se pregona/ y huyen del corazón las penas vanas./»

Aparece también un artículo firmado por J.E. (intuimos que sea del rector en aquel momento, Joaquín Espinosa Cayuelas) referido al Palacio Episcopal, citando a los obispos Flores, Maura e Irastorza que intervinieron en su fábrica. Así como otro, rubricado por dicho rector con el título «Los Obispos de Orihuela y el Seminario», que no deja en el olvido al fundador Juan Elías Gómez de Terán, ni a los prelados Tormo y Cubero, recordando al vicario capitular Andrés Díe y a Luis Almarcha Hernández.

Completa esta publicación varios dibujos firmados por A. Laorden y una reseña de los actos con motivo de la visita del obispo García Goldáraz al Seminario de la que es autor el alumno de 4º de Latín, Antonio Poveda. Entre el material gráfico, llama la atención dos imágenes: una con todos los alumnos (contabilizo 150 aproximadamente), profesores y autoridades asistentes a dicha visita. La segunda, el nuevo obispo oriolano en la puerta del Seminario rodeado de sacerdotes, entre los cuales localizamos a monseñor Espinosa Cayuelas, Vicente Alba Villar, Monserrate Abad Huertas, Antonio Roda López y Leopoldo Hernández Amorós.

Con «Ecos del Seminario», se cumplía con el objetivo que decíamos de dar a conocer noticias de algunos ambientes, como eran los del Seminario de la Purísima Concepción y Príncipe San Miguel de Orihuela, en aquel lejano año de 1945.