Impacto ambiental favorable a duplicar una granja de doradas y lubinas en Guardamar

La piscifactoría Gramabasa 2 pretende aumentar su producción a 8.000 toneladas al año, ocupando 190 hectáreas de superficie a 4 kilómetros de la costa guardamarenca

Piscifactoría frente a Guardamar del Segura

Piscifactoría frente a Guardamar del Segura / Tony Sevilla

Loreto Mármol

Loreto Mármol

El Diario Oficial de la Generalitat Valenciana ha publicado este viernes la declaración de impacto ambiental del proyecto ampliación de la piscifactoría Gramabasa 2, en el frente costero de Guardamar del Segura, que se resuelve "aceptable". La granja marina de dorada y lubina, que ahora tiene una producción de 3.900 toneladas al año (2.730 de dorada y 1.170 de lubina), pretende incrementar su capacidad a 8.000 toneladas anuales.

Para ello, se ampliaría la instalación actual en dirección sureste -en mar abierto y a más de 4 kilómetros de la costa-, llegando a ocupar 1.897.350 metros cuadrados (190 hectáreas), el doble de la superficie actual (948.675). Así, se contempla instalar 42 jaulas nuevas de 28,6 metros de diámetro y 11.000 metros cúbicos de volumen cada una, alcanzando un total de 84 jaulas, así como nueve jaulas auxiliares de 16 metros de diámetro y 1.600 m³ de volumen.

El estudio de impacto ambiental analiza las repercusiones de la actividad en la fase de construcción y en la de funcionamiento, determinando que en el primer caso los impactos serán de baja intensidad y de carácter puntual, mientras que cuando la granja esté en marcha se produciría un aumento en la columna de agua de nitrógeno y fósforo pudiendo llegar a producir eutrofización como consecuencia del alimento no ingerido, las excreciones de las especies cultivadas y los productos químicos utilizados en el cultivo.

Asimismo, destaca que el uso de medicamentos suministrados a los peces pueden tener efectos sobre la flora y la fauna y la calidad de las aguas. En este sentido, resalta que "en la explotación se producirán residuos y líquidos cuya incorrecta gestión puede producir contaminación de suelos y aguas", por lo que se exige un control de la cantidad de químicos y hacer informes semestrales de los tratamientos sanitarios.

Al mismo tiempo, se hace referencia al impacto visual o paisajístico que producen las jaulas, así como a que la cría intensiva atrae a depredadores como el golfar o la tintorera, que "podrían acercarse a la playa y atacar a bañistas".

Zonas protegidas

Aunque el informe determina que abarca fondos carentes de relevancia ecológica, advierte de que en las proximidades se sitúa la pradera de Cymodocea nodosa a unos 1.100 metros de la instalación, así como una pradera de posidonia oceánica es a 3.500 metros y un polígono de arrecifes artificiales a más 3.900.

Además, la instalación se encuentra dentro del espacio de la Red Natura 2000, con presencia de cetáceos, aves y tortugas marinas, de la Zona de Especial Protección para las Aves (Zepa), a 3 kilómetros del espacio marino de Cabo Roig y a 8 del de Tabarca. Se trata de una importante área de alimentación para diversas aves marinas. En concreto, acoge a 23 especies, algunas de ellas vulnerables y en peligro de extinción.

La empresa también ha realizado un estudio para determinar si se amplificarían los vertidos de las otras dos piscifactorías cercanas del mismo tipo, Culmar 1 y Culmar 2, de otra compañía, concluyendo que no se esperan efectos que puedan aumentar el radio de afección de la actividad en la zona y que el medio tiene capacidad de carga para acoger esta actividad.

En cuanto a la economía en la zona, el informe prevé que tendrá un impacto positivo en el número de puestos de trabajo, señalando que el sector pesquero podría verse favorecido, bien como un complemento o bien porque las especies salvajes podrían verse atraídas por la piscifactoría aumentando las capturas de la pesquería tradicional.

Condiciones

El impacto se valora como compatible aunque deben aplicarse medidas correctoras. El promotor propone optimizar el plan de cultivo, ajustando las necesidades de alimentación en función del periodo del año y el ritmo de crecimiento de los peces, apoyándose en sistemas informáticos y de dosificación.

El estudio de impacto ambiental establece un plan de vigilancia ambiental durante la fase de funcionamiento de la instalación, debiendo medir trimestralmente la columna de agua en superficie y fondo, además de analizar semestralmente los sedimentos y anualmente los fangos.

Entre las condiciones impuestas a la mercantil Granja Marina Bahía de Santa Pola, se encuentra un mantenimiento periódico de las instalaciones -jaulas, redes y anclajes- y protocolos de actuación para minimizar los daños que se puedan ocasionar ante los recurrentes fenómenos meteorológicos extremos en el Mar Mediterráneo que pueden ocasionar vertidos de contaminación y mortandad de gran cantidad de individuos que terminan llegando muertos y en diverso estado de descomposición a las costas.

Esta declaración de impacto ambiental perderá su vigencia si la ejecución de las obras no comienzan en el plazo de cuatro años.

Ciclo productivo

El proceso productivo comienza con la siembra de alevines de entre 15 y 80 gramos producidos en empresas especializadas de España y Europa. El alimento está compuesto por harinas de pescado, aceites de pescado, cereales y vitaminas. Una vez alcanzada la talla comercial, los peces son sacrificados por hipotermia, se extraen desde las jaulas hasta tanques isotérmicos que contienen agua y hielo. Después se lavan, se clasifican por tallas y se envasan con hielo en cajas termo-protectoras para enviarlos a los puntos de venta. De esta manera se cierra el ciclo productivo quedando las jaulas de engorde libres para comenzar de nuevo con el proceso.