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La moda se pone cómoda por la pandemia del coronavirus

Las grandes cadenas se casan con la tendencia “chándal”, mientras boutiques y firmas pequeñas se rinden a lo confortable rezando para no sucumbir a internet y al virus

En el diseño de la moda ahora se tienen en cuenta en menor medida la calle, pero más la casa y el hogar.

“Los movimientos de la moda a veces consiguen triunfar con dificultad. Crecen súbitamente. Y luego, progresivamente se apagan. Son como cerillas que alguien prende”, escribía François Baudot años atrás en el prólogo de su libro “La moda del siglo XX” (Gustavo Gili). La última chispa la ha encendido el SARS-CoV-2 que a golpe de cierres perimetrales, teletrabajo, confinamientos y reducción de la renta económica o la amenaza de todo ello ha acelerado una tendencia: el deseo de ropa cómoda más hermanada con el chándal básico de estructura simple que con el diseño artístico o el lujo.

En el diseño de la moda ahora se tienen en cuenta en menor medida la calle o salones (cócteles, desfiles y las 3B de bodas, bautizos y banquetes, cuando los vuelva a haber) pero más la casa, el hogar.

Cadenas como Zara o H&M están re-apostando para la nueva temporada (con un catálogo online con fuerte presencia de modelos curvies, con hiyab y negras) por las sudaderas, pantalones jogging, vestidos sudadera o incluso los pantalones de ciclista donde mandan los colores neutros, las líneas sencillas, una tendencia que se inició en diferentes marcas este otoño-invierno para proseguir esta primavera-verano.

En el caso de H&M, se ha optado por incluir la nota creativa (“toque cool”, lo llama la firma) en las partes superiores de las prendas con poemas de la modelo, escritora e instagrammer Yrsa Daley-Ward para leer en sudaderas o camisetas versos como “One day even this will be history” (Un día incluso esto será historia) o “The reason for leaving sometimes is to return, simply to return” (La razón para marchar a veces es la de retornar, simplemente retornar”. La maniobra nos recuerda a la de Zara con versos del poeta gallego Uxío Novoneyra en camisetas para hombres.

Dos ejemplos de chándal de Zara para mujeres con hiyab

Este apretón de manos entre la moda y el chándal o la ropa deportiva ya se había dado en los años 80 con las Adidas triunfando en las calles o con la colección sweatshirt de Norma Kamali para la primavera-verano de 1980 donde las cintas para jogging y las camisetas más pantalones chándal se aliaban con vestidos o faldas de punto muy sport, tan deportivas como los vestidos felpa o sudadera de Zara o Zara Home que están en su web.

La diferencia entre la moda urbana deportiva de las últimas décadas y la actual reside en una cosa: la de ahora ha sido pensada para llevarse en el hogar.

Yrsa Daley, con una sudadera de HM con sus versos

Pero, ¿todas las firmas se encuentran girando hacia estas coordenadas? El director ejecutivo de la empresa viguesa OKY, Sandro Portela, explica que ahora mismo “lo importante es aguantar sin cambiar de filosofía. No estamos diseñando otro tipo de prendas porque consideramos que la situación actual –por el coronavirus– es una cuestión temporal. No vamos a vender chándales para andar por casa ni ropa deportiva”.

No obstante, reconoce que “cada vez veo más gente en la playa, haciendo deporte, mientras las calles están vacías”.

En 15 días, mostrarán su colección y reconoce que “presentamos ropa más confortable, no tan armada como antes. Al final, te dejas llevar por la tendencia global”. De hecho, una de las prendas que mejor se ha vendido en su web esta temporada ha sido precisamente un jersey negro de cuello alto de felpa y viscosa con guiño a la sudadera en el que se lee Hello.

La presentación se realizará por internet a agentes y distribuidores sin los encuentros y desfiles presenciales de antes , algo que están desterrando las semanas de la moda en estos meses por el incremento de la curva del coronavirus para pasarse al todo online.

Ante la cuestión de las ventas en internet, Sandro Portela insiste en que las tiendas multimarca, las boutiques, siguen siendo su principal mercado porque las ventas en línea no pasan del 15%.

El grupo Inditex, por ejemplo, espera que a finales de 2022 las compras por internet supongan el 25% del total. Para animar a las clientas, cerrará 1.200 tiendas en todo el mundo, más de 270 en España, incluidas las de Gran Vía de Madrid y del Paseo de Gràcia en Barcelona.

El directivo de OKY opina que tenemos que ser “optimistas. Estamos muy mal, es sencillo ir a mejor”. El Observatorio de Abanca de Medios de Pago recoge que en el comercio minorista de la moda las ventas cayeron el pasado diciembre un 27% respecto al mismo mes de 2019.

Chelo Rodríguez lleva 25 años al frente de su negocio de moda Glamour de ropa en las antípodas del chándal. La crisis, según explica, le ha traído mucha incertidumbre, reducción en ventas en determinados meses como noviembre que fueron “horribles” pero también la oportunidad de moverse a un local mejor situado y más grande en su zona. Desde allí, explica que “estamos con mucha incertidumbre por posibles cambios de horarios. Será matador si tenemos que cerrar a las seis de la tarde abriendo solo por la mañana y hora y media por la tarde”.

En la tienda, ya resguarda toda la mercancía de la primavera-verano y, en pocos días, comprará la del invierno próximo. El cierre de la actividad no esencial por un confinamiento duro es una pesadilla que quiere evitar. La dueña de esta boutique reconoce que “el comercio online es bueno”, pero en su caso aún no cuenta con web. “Pedí ayuda para abrir una página y no me la dieron porque estaba agotado el dinero (de la partida)”, se queja.

Chelo expresa que “aún hay mucha gente que no compra por internet, las jóvenes sí lo hacen más”. No obstante, recalca que lo que realmente lastra es que “la gente no pueda ir a ningún sitio. Me dicen: “¿para qué voy a comprar ropa si voy del trabajo para casa y de casa para el trabajo? La gente también tiene miedo porque dicen que nos van a confinar, porque no se saben las medidas que se van a a tomar”.

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