Cuidado de la piel: La dermatitis atópica

La dermatitis atópica es un trastorno funcional de la piel que suele afectar especialmente a zonas como brazos, piernas, cuello y cuero cabelludo y que se asocia a factores tanto genéticos como ambientales. Es una enfermedad para la que, hoy por hoy, no hay una cura definitiva aunque sí existen tratamientos para poder reducir las molestias y mejorar el estado de la piel, que tiende a sufrir una sequedad extrema, irritaciones, erupciones, escamas o inflamaciones.

La dermatitis atópica puede alternar etapas de mayor normalidad con brotes más intensos y se da especialmente en bebés y niños. Suele mejorar e incluso prácticamente desaparecer a medida que se alcanza la edad adulta, aunque últimamente se viene detectando que cada se da una mayor incidencia entre los adultos a causa de factores ambientales como pueda ser la contaminación. El estrés también puede ser un desencadenante o un agravante. Con todo, tampoco suele ser muy habitual que el trastorno se manifieste por primera vez en adultos.

Los tratamientos más comunes

Respecto a los posibles tratamientos, todo dependerá por supuesto del diagnóstico médico, del estadio de la enfermedad y de la sintomatología en cada caso, ya que hay personas en las que el trastorno se puede manifestar de una forma muy moderada y que, en principio, simplemente necesitarían tomar ciertas precauciones y seguir una serie de cuidados sencillos para mantener adecuadamente hidratada la piel y combatir la sequedad extrema.

Corticoides tópicos, antibióticos y antihistamínicos son los tratamientos que en general suelen prescribirse en mayor medida a la hora de tratar la dermatitis crónica. En cualquier caso, dependerá de cada caso y el tratamiento deberá estar prescrito por un especialista una vez realizado el diagnóstico.

Recomendaciones para cuidar la piel atópica

Tratamientos médicos al margen, hay una serie de cuidados que también contribuyen a minimizar los síntomas y las molestias.

A la hora de mantener adecuadamente hidratada la piel, en casos de pieles atópicas o muy sensibles, conviene apostar por producto de cosmética natural, como cremas o sprays totalmente libres de alcohol, siliconas, parabenos o cualquier componente químico. Según explican desde Lamberts Plus, empresa especializada en productos naturales, “este tipo de productos, por su composición 100% natural, tienen propiedades especialmente reparadoras y regenerativas y, al no obstruir los poros, pueden actuar más eficazmente sobre las capas más profundas de la piel y procurar una mejor restauración del PH”.

El gel o jabón de ducha deberán asimismo ser muy suaves, libres de alcohol, fragancias y otros componentes químicos, y tener un PH ácido. Conviene exponer la piel al agua durante el menor tiempo posible, por lo que tanto mejor ducha que baño. Y, en su caso, baños cortos y con el agua no demasiado caliente. Aplicar la crema o el spray hidratante nada más salir de la ducha, con la piel algo mojada, contribuirá a reforzar la hidratación. Al secar la piel, se recomienda usar toallas suaves y hacerlo suavemente, sin frotar.

Respecto al uso de productos que se vayan a utilizar por primera vez, lo más recomendable es realizar previamente una prueba y aplicar una pequeña cantidad en distintas zonas para poder testear la reacción de la piel, según destacan los expertos de Lamberts Plus.