"Entre los años 2000 y 2005 han desaparecido de Indonesia 1,9 millones de hectáreas de selvas cada año. Cada día se destruyen 51 kilómetros cuadrados, un área equivalente a 300 campos de fútbol cada hora", explicó a Efe Haposro, director del departamento de Bosques en la ONG Greenpeace.

Los árboles caen a manos de la tala masiva (legal e ilegal);, pero también desaparecen a millones durante la temporada de incendios, que acaba de empezar en el país con la llegada de la estación seca.

Greenpeace y otras organizaciones medioambientales aseguran que el archipiélago ha perdido ya el 72 por ciento de sus bosques originales, y que los árboles siguen desapareciendo a velocidad vertiginosa.

En las últimas dos semanas se han detectado en la isla de Sumatra más de 400 fuegos a pesar de que el Gobierno ha reiterado su compromiso de acabar con los incendios, apremiado por sus vecinos Singapur y Malasia, donde cada verano el humo tóxico indonesio contamina la atmósfera, reduce la visibilidad y provoca problemas respiratorios a sus habitantes.

Pese a no ser un país industrializado, explicó Greenpeace, la deforestación, la pérdida de turberas y el humo de los fuegos han convertido a Indonesia en el tercer país del mundo en emisiones de gases de efecto invernadero, un dato que el Gobierno niega.

"Podemos ser considerados un gran emisor, pero no el tercero mayor", declaró recientemente a la prensa Rachmat Witoelar, ministro de Medioambiente, que tampoco aceptó que Indonesia sea el país del mundo donde más avanza la deforestación.

La demanda internacional de madera, papel y aceite de palma, utilizado en las industrias alimentaria y sanitaria, así como para la producción de biocombustibles, está detrás de la destrucción de las selvas indonesias, el mayor "pulmón" del planeta y refugio de biodiversidad después de Brasil.

"La deforestación en Indonesia se ha convertido ya en una amenaza global. El ciclo interminable de fuegos y destrucción de bosques contribuye en gran medida al cambio climático y es imprescindible que el Gobierno declare una moratoria a la tala y conversión de tierras en todo el país", afirmó Hapsoro.

"El principal factor para la deforestación en todas las islas indonesias es el avance de las plantaciones de palma", añadió.

Greenpeace aseguró haber documentado recientemente la relación entre las compañías que producen aceite de palma y los incendios provocados, y la conversión de turberas en tierra de cultivo en la provincia de Riau (Sumatra);.

Las imágenes de satélite, según esta organización, muestran además la concentración de los fuegos en las cercanías de las plantaciones de palma existentes.

La veterinaria española Karmele Llano, que trabaja en Indonesia desde hace cuatro años en el rescate de animales salvajes y la conservación del medioambiente, apuntó también a las compañías de aceite de palma como las principales responsables de la deforestación.

"Sólo en Borneo Central existen ya más de 85 compañías agrícolas de palma aceitera, una planta africana que se ha convertido en el monocultivo más extenso de Asia, y probablemente de todo el mundo", aseguró a Efe.

Según Llano, "Indonesia y Malasia son los líderes mundiales en el mercado de aceite de palma, con un 83 por ciento de la producción mundial. Los datos del Ministerio de Agricultura indonesio indican que en 2006 la producción era de unos 110 millones de toneladas y este año superará los 260 millones".

La desaparición de los árboles trae consigo amenazas a cientos de animales hasta el punto de llevar a algunas especies al peligro de extinción, como los orangutanes, que sólo habitan en Indonesia y Sumatra, y cuyo hábitat se ha reducido en un 90 por ciento, por lo que se teme su desaparición en una década.

El próximo diciembre se celebrará en la isla indonesia de Bali la Conferencia de Naciones Unidas sobre el cambio climático, en la que se espera que se tomen decisiones para avanzar en los compromisos del Protocolo de Kioto.

Será un buen momento para que Indonesia revise su compromiso con el medioambiente y, también, para que recabe el apoyo de la comunidad internacional con el fin de avanzar en la lucha contra la deforestación.