“Me he levantado y vivo con mi novia. He ido directamente a la habitación y la he abrazado como si no hubiera un mañana”. Así ha vivido Ricardo el potente terremoto que ha sacudido su apartamento en un piso 11 en la capital taiwanesa. "He dicho, Dios mío, que está pasando, y mientras tanto vas escuchando que se abren cajones, que se van cayendo botellas de vino, vasos". Ricardo lleva diez años viviendo allí, pero nunca había vivido uno similar. "Cuando hay uno grande, tú lo sabes. El de hoy ha durado 20 o 30 segundos". Ahora las casas nuevas, como la suya, están construidas para aguantar fuertes temblores, pero hay cosas a las que uno nunca se acostumbra.