El siempre estimulante y reconfortante regreso a las pantallas de uno de los cineastas independientes más personales y brillantes de las últimas décadas el norteamericano Jim Jarmusch, autor de títulos como Extraños en el paraíso, Bajo el peso de la ley, Mystery train, Dead man y Flores rotas, que no había hecho cine desde que rodó en 2009 Los límites del control. Lo hace con una historia de amor fuera de lo común, que introduce el tema de los vampiros, entre un hombre y una mujer, Adam y Eve. Aunque el guión se ha basado en parte en el último libro que publicó Mark Twain, Los diarios de Adam y Eve, no hay ninguna referencia directa al libro más allá de los nombres de los personajes.
Ambientada en un Detroit y Tánger, románticamente desoladas, un músico underground, profundamente deprimido por la dirección que han tomado los actos de la Humanidad, se reúne con su dura y enigmática amante. Su historia de amor ha prevalecido al menos varios siglos, por lo menos, pero su libertino idilio es pronto interrumpido por su salvaje e incontrolable hermana menor ¿Podrán estos sabios pero frágiles forasteros seguir existiendo ante un mundo moderno que se desmorona a su alrededor? Con Tom Hiddleston y Tilda Swinton al frente del reparto, fue presentada en la sección oficial de Cannes de 2013 y logró el Premio Especial del Jurado en el Festival de Sitges-Cataluña.
Sus dos amantes protagonistas son el arquetipo del forastero, el clásico bohemio, extremadamente inteligente y sofisticado, pero aún así en plena posesión de su instinto animal. En palabras del propio Jarmusch, han viajado por el mundo y experimentado muchas extraordinarias vivencias, siempre viviendo en el oscuro margen de la sociedad. «Y, al igual que su historia de amor -añadió el director y guionista-, su particular punto de vista de la historia de la Humanidad se extiende por los siglos -ya que resultan ser vampiros. Pero esta no es la típica historia de vampiros. Ambientada en las singulares ciudades de Detroit y Tánger, y tomando lugar la mayor parte por la noche, Adam y Eve deben beber sangre humana para sobrevivir. Pero ahora viven en el mundo del siglo XXI, donde un mordisco al cuello de un desconocido sería temerario y retrógrado -para sobrevivir, la sangre que les alimenta tiene que ser pura y libre de contaminación. Y, casi al igual que las sombras, han aprendido hace mucho tiempo a, hábilmente, evitar la atención de las autoridades».
Especialmente relevante es lo que recalcó el director sobre el sentido de la cinta. «Para el propósito de nuestra película -precisó-, el vampiro es una resonante metáfora, una forma de enmarcar las intenciones ocultas de la historia. Esta es una historia de amor, pero también es la historia de dos extraordinarios forasteros a que, debido a sus inusuales circunstancias, tienen una vasta visión de la historia de la Humanidad, incluyendo sus impactantes logros y sus trágicos y terribles fracasos».
