Toda una vida entre diamantes en el centro de Elche

La Joyería Gómez anuncia el cierre en la Corredora tras 121 años de actividad

Matilde, Maribel y Teresa, la cuarta generación de la joyería.

Matilde, Maribel y Teresa, la cuarta generación de la joyería. / Matías Segarra

J. R. Esquinas

J. R. Esquinas

Cuando se les pregunta qué van a hacer a partir de mayo la sonrisa se les difumina y les entra un nudo en la garganta. Maribel y Teresa Hernández, y la prima de ambas Matilde Verdú, representan la cuarta generación de la Joyería Gómez, la más histórica que hasta ahora quedaba en pie en Elche y que se despedirá en unos días de la Corredora tras 121 años de actividad.

Estas tres mujeres no cierran por jubilación, si no porque les falta el relevo y quieren recuperar el tiempo perdido con la familia que el negocio, gustosamente, les ha quitado. Llevan décadas desviviéndose por sacar adelante el legado de sus antecesores.

Historia

Fue en 1903 cuando su bisabuelo, Francisco Gómez Valero, se estableció como relojero en el número 6 de la Corredora con el nombre comercial de Relojería Gómez. En 1953 se denominó Viuda de Francisco Gómez porque fue la mujer del fundador quien tomó las riendas con la ayuda de su hija Teresa Gómez Braceli.

Más adelante Asunción, Antonio y Francisco, sus hijos, siguieron haciendo crecer el proyecto. Fue a mediados del siglo pasado cuando introdujeron artículos de joyería para la venta al por menor hasta que en los setenta crearon un taller para fabricar piezas artesanales.

Teresa Gómez, la segunda generación, con su marido y sus hijos, la  tercera generación.  | JOYERÍA GÓMEZ

Teresa Gómez, la segunda generación, con su marido y sus hijos, la tercera generación. | JOYERÍA GÓMEZ / J.R.ESQUINAS

Calendura

La joyería también ha sido reconocida desde esa época por recibir el encargo del Ayuntamiento para poner a punto cada año el reloj de Calendura. Las actuales gerentes, cuando echan la vista atrás, siente un orgullo tremendo por haber mantenido y evolucionado el negocio familiar, y ahora se amparan en el calor de su clientela que lleva días dándoles ánimos.

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