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Un monstruo viene a verme: La pesadilla más ambiciosa del cine español

Está basada en el libro de Patrick Ness y cuando el director Juan Antonio Bayona lo leyó le arrastró de inmediato por su profundidad emocional y psicológica. «En ella -como el cineasta aseguraba- coincidían algunos temas que ya aparecían en mis anteriores películas, y encontré una profunda reflexión sobre el poder de las historias. Decidí que sería mi siguiente filme. Además de invitarme a contar una historia preciosa, me iba a permitir sumergirme en un trabajo que arrojara luz sobre el sentido último de mi profesión».

Recién presentada en el Festival de San Sebastián, ésta es la tercera película de Bayona, después de El orfanato en 2007 y Lo imposible, que obtuvo una nominación al Oscar a la mejor actriz para Naomi Watts, en 2012. Cuenta la historia de Conor, un niño que sólo tiene trece años, pero que sabe perfectamente qué va a pasar poco después de la medianoche. Va a tener la misma pesadilla otra vez, esa «pesadilla llena de oscuridad, de viento y de gritos». Ha sido así desde que su madre cayó enferma. Aunque esa noche parece diferente. Conor escucha una voz que le llama desde el jardín. Frente a la casa hay una antigua iglesia, con su cementerio? y un viejo árbol, un tejo que se ha transformado en un monstruo ante los ojos de Conor. De la mano de esa criatura, Conor emprende noche tras noche una nueva aventura para huir de sus propios miedos? hasta que reúna el valor suficiente para enfrentarse a su peor pesadilla, a su propia historia: la verdad.

La adaptación de Un monstruo viene a verme, en palabras de Bayona, planteaba múltiples retos. El relato de Conor reúne varias tramas que parecen avanzar en distintas direcciones. Pero al final todas viajan al mismo lugar. El cáncer y el abuso escolar eran dos temas tan grandes que podían apoderarse de la película, por eso teníamos que conseguir que convivieran en un término discreto, sin llevarse por delante el verdadero asunto de la historia. El autor del libro, Patrick Ness, sabía que no hay nada más poderoso que la verdad, y en esa dirección confluyen todas las aristas del relato. De eso va esta historia. De tener el coraje suficiente para contar la verdad. Conor, el joven protagonista de Un monstruo viene a verme, vive atormentado por la suya y sólo podrá aliviar su tormento expresándola.

Otro reto era el contar esta historia desde la mirada de Conor, un niño con una visión sesgada de lo que acontece a su alrededor. Y por si no fuera suficiente el desafío, la cinta se mueve entre la realidad y la fantasía. «En la película-declaró el director- debían convivir cuentos de hadas épicos y trepidantes con las escenas íntimas y dramáticas del mundo de Conor. El trabajo más difícil fue en la sala de montaje. Hasta el detalle más insignificante debía encontrar su espacio en la compleja arquitectura de esta historia. Había que conseguir un delicado equilibrio porque el menor error de cálculo podía hacer caer la película como un castillo de naipes».

Por otra parte, la génesis de Un monstruo viene a verme está en las notas que dejó la escritora inglesa Siobhan Dowd antes de su fallecimiento a los 47 años víctima de cáncer de mama. Entre los proyectos que Dowd dejó a su inesperada marcha estaba la novela Un monstruo viene a verme, de la que tenía el argumento central y varias ideas sobre cómo abordar la historia.

Ness no siempre tuvo claro si debía seguir adelante con el proyecto de Dowd. La idea de retomar algo tan íntimo, conectado directamente con la historia personal de su autora, y la enorme responsabilidad de hacerlo bien le llevaron a dudar. Pero aceptó y Un monstruo viene a verme se publicó en 2011.

Sobre cuáles habían sido los motivos que le llevaron a hacer la película, Bayona dijo que uno era la relación entre madres e hijos, un tema que ha abordado en todos sus largometrajes intentando aportar cada vez nuevos enfoques y matices. «Otro -prosiguió-, la cercanía de la muerte ante una experiencia muy difícil e intensa. Estaba en El orfanato, donde la protagonista tenía a su hijo enfermo. Estaba en Lo imposible, donde la tragedia envolvía a los personajes. Y está en Un monstruo viene a verme, donde el niño protagonista debe hacer frente a la enfermedad terminal de su madre. Y otro tema importante que también está en mis otras películas es la infancia, en concreto la obligación de hacerse mayor a marchas forzadas ante una experiencia que te revuelve y hace que reconsideres tu vida».

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