Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Un día de lluvia en Nueva York

Woody Allen reincide en la comedia romántica

Un día de lluvia en Nueva York

Se ha hecho de rogar dos años, lo que no es habitual en un cineasta fiel cumplidor de sus compromisos y tradiciones, pero ya está aquí la cita anual de Woody Allen, Día de lluvia en Nueva York, el largometraje que hace el número 50 de su filmografía, que sigue los pasos de Wonder Wheel (2017) y previamente de Cafe Society (2016) e Irrational man (2015). Nos llega de la mano, como es frecuente en los ultimos tiempos, de la comedia romántica.

Describe la historia de dos universitarios enamorados, Gatsby y Ashleigh, cuyos planes para un fin de semana romántico juntos en Nueva York se arruinan tan rápidamente como el sol da paso al chaparrón. Pronto se separan, y cada uno por su cuenta experimenta una serie de encuentros fortuitos y aventuras cómicas. Cuando el periódico de la universidad encarga a Ashleigh -criada en Arizona-, una entrevista en Manhattan al director de cine Roland Pollard, Gatsby aprovecha la ocasión para mostrarle sus lugares favoritos en la ciudad.

Alma antigua, Gatsby ama el Nueva York vintage y organiza un abarrotado itinerario de lugares típicos como el Bar Bemelman del Café Carlyle. El bien organizado plan de Gatsby se ve pronto desbaratado cuando Pollard invita a Ashleigh a ver una proyección de su próximo film aún inconcluso. Ashleigh se ve pronto arrastrada a una serie de vertiginosos encuentros que le llevan de Pollard al guionista Ted Davidoff, pasando por la estrella de cine Francisco Vega. Abandonado a su suerte en la ciudad, Gatsby acaba por ocupar el día con Chan, la perspicaz hermana menor de su exnovia. También aparece en una fiesta organizada por sus adinerados padres, en donde tiene una conversación trascendente con su madre. A lo largo de ese irreal día lluvioso en Nueva York, Ashleigh descubre que acaso no sea quien creía ser y Gatsby toma consciencia de que, aunque solo se vive una vez, puede que baste si encuentras a la persona adecuada.

Igual que su homónimo en la novela de F. Scott Fitzgerald, Gatsby es una criatura de otro tiempo. Prefiere las películas clásicas de Hollywood, y lo habitual de Gershwin, a cualquier otra cosa contemporánea. «Es su propia persona, y solo le interesa aquello en lo que está interesado», comenta Allen. «Le gusta su vieja música, sus cosas antiguas, y sus días lluviosos. Tiene sus propios y pequeños sentimientos, y nadie va a sacarlo de eso». «Incluso el juego de Gatsby refleja su estar fuera del tiempo: para él hay algo nostálgico, romántico en ello», opina Allen. «Le embarga el sentimiento del Nueva York reflejado por Damon Runyon, con las calles de Broadway supuestamente abarrotadas de jugadores y apostadores en las carreras de caballos. Todo eso forma parte del concepto romántico que Gatsby tiene de la vida».

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats