Superar el año y medio de vida en un comercio se ha convertido en todo un reto. El sector no pasa por su mejor momento, aunque hay zonas donde los comerciantes resisten mejor el brusco descenso del consumo familiar. Municipios como Sant Joan se han establecido como referente por su comercio, muy activo e innovador. Se abren muchos establecimientos, pero el problema es que pocos llegan a su primer aniversario. En los últimos cuatro años la media de vida de un comercio va de 6 a 18 meses.

"Hay una constante trasformación del comercio. Se abren y cierran locales con mucha rapidez. Al lado de mi negocio pusieron una yogurtería en la que invirtieron 40.000 euros y, un mes después, cerró. Así hay muchos casos", asegura el presidente de la Asociación de Comerciantes, Antonio Sáez.

En los primeros cuatro meses del año el Ayuntamiento ha otorgado 23 licencias de apertura. La mayoría se conceden para negocios de hostelería, venta al por menor y por mayor y estética. Como en cualquier municipio, en Sant Joan triunfan los bares, las tiendas de ropa y complementos y los centros de belleza. Sólo hace falta pasear por la Rambla, Jaime I y la calle del Mercat para ver la gran variedad de restaurantes y cafeterías que llenan con sus terrazas las aceras. Los bares son mayoría, aunque comparten espacio con comercios recién llegados, como tiendas de informática, fotodepilación o seguros, y con los que tuvieron que bajar la persiana y colgaron el "se alquila".

Según los datos de la Concejalía de Comercio, el número de licencias de apertura que se han dado de enero a marzo es muy similar a las que se aprobaron en el mismo periodo de 2012.

"En el primer trimestre de 2013 se han dado 11 licencias, son las mismas que se aprobaron en el mismo periodo de 2012, aunque la cifra fluctúa mucho, por ejemplo sólo en abril se han dado 12 más", asegura la concejala del área, Charo Tomás.

La asociación de comerciantes cuenta con 120 asociados y su presidente asegura que no hay muchos que superen los diez años. "El 90% del comercio son negocios nuevos o reciclados", cuenta Sáez.

El desempleo ha contribuido a la apertura de nuevas tiendas. Son muchos los parados que deciden emprender esta vía como salida laboral, aunque sin valorar en muchas ocasiones los peligros.

"Mucha gente tiende a creer que determinados negocios funcionan siempre. El éxito depende de muchos factores, pero es esencial que antes de dar un paso se haga un estudio de mercado. Este es el handicap de muchos de los nuevos comercios", explica Sáez.

Estudiar el mercado, la competencia, la ubicación y las necesidades del municipio es algo esencial que muchos emprendedores obvian a la hora de abrir un negocio. Al final hay más oferta que demanda, y eso, a pesar de que Sant Joan se caracteriza por tener mucho tránsito de personas, incluso de fuera del municipio que hacen aquí sus compras.

"A pesar de ello, el presupuesto de las familias es muy limitado. Pensamos que por estar en una zona turística los servicios siempre van a funcionar y al final la oferta está saturada", asegura Sáez.

Alquilar un local en la zona más comercial varía de los 600 a los 1.500 euros, según la ubicación y los metros disponibles.

"Este factor es determinante para que funcione un negocio. Los alquileres están muy altos y que un pequeño negocio mueva el dinero suficiente para pagarlo es un gran sacrificio", asegura Sáez.

Facturas, alquiler y nóminas en un momento de consumo casi inexistente, es el panorama que encaran los comerciantes más valientes que al final logran superar los primeros años de vida.