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Exigen actualizar la ordenanza contra el ruido de San Vicente por obsoleta

La ordenanza no se ha modernizado desde 1997 y las multas aún están recogidas en pesetas - El Ayuntamiento contempla en la normativa de Convivencia Ciudadana la contaminación acústica, penalizando a quienes reincidan en molestias a los vecinos

Concentración de jóvenes en la zona de la calle Petrer, junto a las viviendas para mayores. | INFORMACIÓN

Vivir o tratar de dormir entre ruido afecta a la calidad de vida. Se convierte en una obsesión para quienes lo sufren. En el último pleno, un vecino de la zona de Vicente Savall pedía al Ayuntamiento ayuda para atajar los ruidos provocados por las concentraciones de personas donde vive. Y ser ciudad universitaria agrava un problema que es común en otros municipios.

Las molestias generadas por la contaminación acústica son muy diversas. Desde las provocadas por locales de ocio nocturno, hasta las de comercios y establecimientos que perturban a los vecinos, en muchos casos por el sonido de aparatos como el aire acondicionado, las puertas, las persianas... También el botellón, las personas que se quedan a las puertas de locales, las fiestas en pisos o vecinos que trabajan a horas intempestivas son motivo de quejas.

El Ayuntamiento cuenta con una ordenanza que se ha quedado obsoleta en esta materia. Y así lo denuncia el grupo municipal Vox, que ha logrado aunar a todos los partidos del Ayuntamiento (PSOE, Cs, PP, Podemos) salvo EU y Compromís, en una propuesta que exige que se actualice la ordenanza de ruidos y vibraciones municipal, cuya última actualización es de 1997 y cuyas multas están recogidas todavía en pesetas. La propuesta es el estudio, actualización, redacción y puesta en funcionamiento de la actual Ordenanza de Protección Ciudadana contra Ruidos y Vibraciones y esperan que se trabaje cuanto antes en esta modernización.

Las constantes quejas que se presentan en el Ayuntamiento les ha motivado a pedir una actualización, así como comprobar que en su articulado hay leyes obsoletas, decretos que han sido modificados, e indicaciones de decibelios desfasados.

«Hay quejas de todas partes del municipio, desde la zona de la Villa Universitaria por los bares y pubs, hasta la Almazara y Laborinquen por botellones. En la zona norte, el principal problema está en las concentraciones de personas junto a las casas tuteladas de la calle Petrer, donde viven ancianos, denuncias por «crisis de ansiedad en Santa Isabel» e incluso quejas por el ruido de la depuradora de una piscina que se conecta de madrugada. Advierten que la norma no se ha adaptado a una población que se ha multiplicado en poco tiempo. «En los últimos 25 años se ha experimentado un incremento de casi de 25.000 habitantes censados, por lo que es más que evidente la necesidad de actualizar una ordenanza tan esencial como esta para la convivencia ciudadana», declara el portavoz de Vox, Adrián García.

El alcalde, Jesús Villar, advierte que en la nueva ordenanza de Convivencia Ciudadana, cuya aprobación inicial está prevista para antes de que acabe el verano, ya se recogen aspectos de la norma sobre ruidos. Destaca que va a actuar y sancionar las conductas reiteradas, aunque la denuncia ni siquiera sea por el mismo hecho. El primer edil adelanta que también se va a trabajar con la Policía Local en la actualización de la ordenanza de ruidos y vibraciones, y asegura que el articulado no va a solaparse.

Como concejal de Urbanismo recalca que en los locales de ocio y en comercios actúa la Policía Local a instancias de su área y que los requerimientos que se hacen suelen surtir efecto. Aun así, reconoce que hay otras situaciones más difíciles como el ruido de las motos.

El Síndic de Greuges se ha dirigido recientemente al Ayuntamiento ante la queja de una vecina por la imposibilidad de dormir por el ruido nocturno de una fábrica junto a su casa. El Defensor del Pueblo valenciano recomienda al Consistorio «que siga adoptando las medidas previstas legalmente para evitar las molestias acústicas que está soportando injustamente la madre y el hermano de la mujer que presenta la queja, hasta que sean efectivamente corregidas las deficiencias».

Un hombre que hace obras a las tres de la mañana

Un caso especial es el de una pareja que desde 2019 sufre un «acoso por ruido». Viven de alquiler y prácticamente todos los días se despiertan por los ruidos que hace su vecino. El hombre se dedica a hacer trabajos en la casa a horas tan intempestivas como las tres de la mañana. La desesperación es máxima. Han hecho 44 llamadas a la Policía en los últi mos dos años y medio centenar desde un fijo. Cuando los agentes llegan el hombre deja de molestar. El alcalde conoce el caso y admite que es un asunto en el que deben de intervenir los servicios sociales. Adelanta que situaciones así ya se recogen en la ordenanza a punto de aprobar.

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