La gigantesca villa navideña americana de San Vicente

Un sanvicentero monta en su casa un espectacular poblado de navidad con 60 casas y 2.000 figuras por el que ya ganó el pasado año un concurso nacional entre 750 participantes

Cuenta con todo tipo de construcciones en movimiento, con luces y sonido, un homenaje a Harry Potter y multitud de escenas navideñas, adquiridas en tiendas especializadas y subastas en EE UU, Canadá y Gran Bretaña

Este alicantino tiene una villa navideña descomunal dentro de su casa en San Vicente

Pilar Cortés

Joaquín Sánchez Igualada es decorador y ha sido artista fogueril. Y desde hace cinco años este sanvicentero tiene una nueva pasión: los poblados navideños. Se pasa mes y medio montando este "nacimiento" típico americano, que no para de crecer. Y está todo el año escudriñando páginas web de fabricantes y subastas para ampliar su particular belén. Tiene ya 60 casas y más de 2.000 figuras. El año pasado ganó el concurso nacional Pueblo de Navidad en el que participaron 750 personas, y ahora opta a renovar el "título". Para ello ha incorporado 8 casas y unas 20 figuras. Su vivienda se le queda pequeña.

Su casa rezuma espíritu navideño por todas partes. Empezó a finales de octubre a montar la villa, que ya lo tiene terminado a falta de posibles incorporaciones de última hora. Todas las habitaciones tienen motivos navideños... y se encarga de decorar las escaleras de su edificio, en el barrio de Santa Isabel. Su vena artística lo delata.

Pero es el salón, y en concreto el balcón acristalado, que el resto del año lo usa de despacho, donde expone su tesoro. La galería está forrada, de forma que su villa navideña solo se ve desde dentro de la casa. Y es un compendio descomunal. Tiene todo tipo de edificios con movimiento, luces y música -el sonido lo tiene apagado normalmente, si no podría volverse loco-, como una pista de patinaje, un joven tirado en la nieve haciendo el ángel, un centro comercial con los clientes subiendo por las escaleras mecánicas, un coro, columpios, árboles de navidad, una banda de música, un pub, un mercadillo, dos fuentes, molino, fuegos artificiales, un zepelín, un globo aerostático, multitud de atracciones que no tienen nada que envidiar a la Feria de Navidad de Rabasa, con tiovivos, norias y otros elementos que fascinan.

También tiene una zona dedicada a Harry Potter -otra de sus pasiones-, con su castillo y personajes. Otra dedicada a Santa Claus en la nieve con diferentes escenas y zona de esquí y trineos. Y edificios emblemáticos como Notre-Dame y la Basílica del Sagrado Corazón de París, o el Big Ben de Londres. Cada rincón de este gigantesco poblado guarda alguna sorpresa.

Joaquín no fabrica las piezas, las adquiere, las pinta si necesita que vayan a juego con otras o si requieren de alguna mejora. Y tiene un ingente trabajo de decoración y electricidad por delante cada año que monta el poblado. Y es que 60 edificios, todos con luces, muchos con movimiento, requieren de una toma de luz y es un trabajo laborioso. Afortunadamente "son casi todas luces led, no supone un gran gasto en electricidad. Y tampoco lo tengo encendido las 24 horas". Cartón piedra y corcho con los materiales principales que usa para la decoración.

Joaquín, de 48 años y natural de San Vicente del Raspeig, explica que "siempre me ha gustado montar el belén, el árbol y decorarlo. De pequeño lo montábamos siempre en familia y nos gustaba mucho. Me he dedicado también a montar belenes como en la Iglesia de Santa Isabel... una vez reprodujimos Alicante, con la Explanada, el Castillo, el Ayuntamiento..." con el que ganó el primer premio de belenes de Alicante. Pero hace unos años "empecé montando un pequeño poblado en torno al árbol de navidad. Y hace un lustro descubrió un nuevo mundo con las villas navideñas americanas, que afirma cada vez están más de moda en España.

Una afición costosa

Es una afición que le cuesta lo suyo, tanto en tiempo como en dinero. Y es que de media cada casa le cuesta 200 euros. Bucea por webs de EE UU, Canadá, Gran Bretaña, en busca de piezas interesantes, singulares o descatalogadas. Especial cariño tiene a un coro que adquirió en una subasta en Canadá. La pieza tiene 40 años y funciona a pilas, y fue adquirida hace cinco años. Es uno de sus tesoros más apreciados. Y afirma que le costó una "pasta", aunque no recuerda ya cuánto.

Además, sus compras son siempre de marcas líderes del sector como Lemax. Y si hay alguna avería compra los repuestos oficiales. En pasar Reyes retirará toda la decoración de su casa... excepto el poblado, que permanecerá hasta febrero, cuando suele empezar a recogerlo, tarea que también le lleva semanas y que incluye guardar todas las piezas y dejarlo todo recogido en una casa que no es precisamente grande. Así puede disfrutar de su pasión durante meses. La navidad en casa de Joaquín empieza en octubre, antes incluso que lleguen los turrones en los supermercados, y acaba entrado febrero o marzo. Casi seis meses. Y el resto de año sigue pensando en ella, buscado por la red nuevas adquisiciones para su villa. Su espíritu navideño no conoce límites. Su poblado tampoco.