Los cristianos reconquistan San Vicente

El bando de la cruz recupera el castillo y las tierras del Raspeig durante la Embajada Cristiana que ha reunido a cientos de espectadores

Un momento de la Embajada Cristiana.

Un momento de la Embajada Cristiana. / INFORMACIÓN

Los cristianos vulven a adueñarse del castillo en San Vicente del Raspeig tras la Embajada Cristiana. El municipio vive de nuevo este martes una jornada épica dentro de sus fiestas Patronales de Moros y Cristianos.

Para tomar la fortaleza, cristianos y moros han parlamentado con una batalla dialéctica entre embajadores y se han peleado con espadas mientras de fondo sonaban los trabucazos de la batalla hasta lograr devolver su castillo a los sanvicenteros.

La buena temperatura ha acompañado un día mas a los festeros, que han vuelto a coger las armas para batirse en un duelo que ya viene anunciando que las fiestas están llegando a su fin. Una multitud de personas se han dado cita en torno al solar de la Inmaculada para ser testigos del acto festero en torno al castillo donde la música y la pólvora han sido parte de la puesta en escena en la que han participado representantes de todas las comparsas.

Los cristianos recuperan el castillo para los sanvicenteros.

Los cristianos recuperan el castillo para los sanvicenteros. / INFORMACIÓN

Vestido de mendigo, el embajador cristiano ha tratado de engañar a los de la media luna, y al ser descubierto ha advertido de que "no me cubrí con el sayo para ocultar mi vergüenza, quise evitaros la guerra, la batalla dura y cruenta". Ha amenazado entonces con volver acompañado por las tropas cristianas al grito de "¡tiembla moro, tiembla!". Y a continuación los cargos cristianos han comenzado a entrar en la plaza, mientras el resto de comparsas se sitúan fuera de ella.

Sobre el caballo, el embajador cristiano ha lamentado la pérdida del castillo y de "estos campos soñados que dieron fiel escolta a mi castillo, el Raspeig, Torregroses, Canastell, Inmediaciones, Boqueres... Sequet pero Sanet, fiel y cristiano, gentes nobles que dieron gloria al pueblo, en esta tierra de calor humano, donde Vicente predicó su verbo". Y tras un largo parlamento con el embajador moro, el cristiano ha llamado a sus huestes a la guerra abierta "per Sant Vicent Ferrer, per València y Aragó. Lluita, lluita".

Así ha dado comienzo entonces la lucha de espadas en que los cristianos han logrado que los moros se refugien en el castillo donde los cargos de ambos bandos luchan. Cabe destacar que este año no ha habido muerte del capitán moro a manos del cristiano, sino una rendición, traducida en la victoria definitiva que ha dejado de nuevo el castillo en manos de los sanvicenteros.