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Desarrollo rural en la cima más alta

La Generalitat inicia los trámites del Plan de Acción Territorial de Aitana, que sentará las bases del futuro urbanístico, económico y natural de diez municipios. La iniciativa, pionera en la provincia, pretende dar un impulso conjunto a la zona y frenar su despoblación

Turistas en El Castell de Guadalest, con Benimantell detrás y buena parte del valle y la sierra de Aitana al fondo, en una imagen reciente. David Revenga

Los pueblos ubicados en un mismo entorno geográfico comparten por lo general muchas características y, entre ellas, a menudo se encuentran problemáticas como la pérdida de población, la falta de tejido económico o la escasez de vivienda. La necesidad de coordinarse en aspectos como éstos es evidente en muchos casos, y más aún si ese entorno tiene un valor natural o cultural especial. Pero eso sí, en una escala más detallada, cada localidad tiene sus particularidades demográficas, sociales y naturales, que tampoco pueden quedar al margen en la búsqueda de una estrategia común de desarrollo.

La conjunción de esos intereses comunes con los de cada población puede resultar difícil en las normativas urbanísticas municipales, que en ocasiones no se coordinan a ambos lados de un límite. A eso hay que añadir la dificultad de muchas localidades, sobre todo pequeñas, para tramitar este tipo de proyectos. De ahí la importancia de iniciativas que compaginen esos factores, como la que ha empezado a gestarse en el entorno de la sierra de Aitana. La Conselleria de Política Territorial, Obras Públicas y Movilidad ha dado a conocer el futuro Plan de Acción Territorial de Aitana, que trazará las líneas maestras para el desarrollo urbano y socioeconómico de diez pequeños municipios de esta zona, así como para la protección de sus entornos naturales, tanto desde una perspectiva de conjunto como atendiendo a las particularidades locales.

El proyecto engloba, por una parte, a Confrides, Benifato, Beniardà, Benimantell y El Castell de Guadalest, en la Marina Baixa, y, por otra, a Alcoleja, Benasau, Benilloba, Penàguila y Benifallim, los tres primeros en El Comtat y los dos últimos en l'Alcoià. Se presentó hace unos municipios hace pocos días en Benifato y, tal y como señala la secretaria autonómica de Política Territorial, Urbanismo y Paisaje, Imma Orozco, pretende ser «una ordenación estructural para los municipios», es decir, una especie de Plan General urbanístico conjunto, en el que se recojan también todos los pormenores locales. Se trata de la primera iniciativa de estas características en la provincia de Alicante, aunque de manera simultánea se han iniciado otras de similares características en el Rincón de Ademuz (Valencia) y el Alto Mijares (Castellón). Estas dos zonas comparten con el entorno de la sierra de Aitana rasgos como la escasa población, el envejecimiento y la escasa actividad económica. La idea, señala Orozco, es que estos tres planes puedan servir de avanzadilla para otros espacios rurales de la Comunidad en el futuro.

Uno de los objetivos del proyecto es suplir la carencia de planes generales en la mayoría de los municipios a los que se dirige, algo que «dificulta la implantación de actividades» al no estar planificados los usos del suelo. Es más, esto en la práctica impide el crecimiento de los cascos urbanos, dado que lo que no está construido es, por defecto, suelo no urbanizable protegido. Esta circunstancia, teniendo en cuenta la escasa disponibilidad de vivienda existente, supone un gran problema para las localidades. Eso sí, el planeamiento urbano tendrá la perspectiva de «satisfacer demandas racionales, adecuadas al contexto y tamaño» de los pueblos.

El documento también quiere dar pie a que puedan instalarse empresas en estos pueblos, adaptadas a las características del territorio, habilitando suelo industrial. Con ello se trata de intentar «atraer actividad económica y fijar gente en el territorio» y, en suma, «combatir la despoblación». La preservación de espacios de valor ambiental o cultural es otro aspecto significativo, en el cual se incluyen las huertas existentes en las inmediaciones de los cascos urbanos.

Recoger inquietudes locales

El Plan de Acción Territorial de Aitana se encuentra todavía en una fase embrionaria, puesto que acaba de presentarse a los municipios y ahora mismo se está redactando el pliego de condiciones para licitar la redacción del documento. El proceso hasta que el plan se encuentre en vigor puede durar unos tres años, pero aun así, destaca Orozco, «será un plazo mucho menor que si cada municipio tramitara su propio Plan General». Además, hace hincapié en la idea de «colaboración» con los municipios y de «recoger sus inquietudes», porque, al fin y al cabo, «los competentes en su ordenación son ellos».

La responsable autonómica incide también en que «la acogida de los alcaldes, por encima de las siglas, ha sido muy buena», un aspecto que corrobora el primer edil de Benifato, David Blanes. El anfitrión de la presentación del proyecto coincide en que es «pionero» por lo que supone de «allanar el camino» para el desarrollo de las localidades, «escuchando las particularidades de cada una» y solventando un problema común para la mayoría, el de «cómo sacamos adelante un Plan General». Por ello, confía en que «no se quede en una reunión», porque al final la iniciativa «es el primer paso para combatir la despoblación». Además, resalta que «de alguna forma se blinda la sierra de Aitana», ya que «se define hasta dónde se puede construir». En este sentido, destaca la «ayuda para el desarrollo del pueblo» que supondrá el plan, teniendo claro, además, que «se pretende evitar que haya urbanizaciones o grandes polígonos» en la zona.

Por su parte, el alcalde de Confrides, Rubén Picó, también señala que «es magnífico proteger nuestras zonas verdes y nuestro patrimonio, y delimitar los usos del suelo», aunque recuerda que «también nos deben dejar crecer» dentro de un orden, porque el hecho de que todo el suelo no urbano sea por defecto no urbanizable, como ocurre ahora, «muchas veces echa atrás a la gente». No obstante, considera que aún es pronto para valorar el efecto que puede tener el plan, y cree más adecuado esperar a tener el documento sobre la mesa. En cualquier caso, valora que se agilicen los plazos frente a los actuales, porque «no me parece viable que tengan que pasar años para tener un planeamiento, aunque fuera únicamente del casco urbano».

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