El Puerto de Alicante publicó ayer en el Boletín Oficial del Estado la licitación por 573.130 euros del contrato para la ejecución de la segunda fase del proyecto para eliminar la nubes de polvo de cemento que se producen periódicamente en el muelle 17. Molestias derivadas de los trabajos de descarga del cemento, clíncker y carbón con destino a las plantas cementeras. Una actividad muy polémica y que ha desatado la indignación entre los vecinos de Babel y San Gabriel, que la consideran nociva y peligrosa, aunque cuente con el visto bueno de la Conselleria de Medio Ambiente.

La segunda fase del operativo puesto en marcha por el Puerto consistirá en la construcción de una segunda pantalla cortavientos más alta para tratar de eliminar que las nubes lleguen hasta las viviendas construidas cerca de la dársena de poniente, donde se desarrollan las labores industriales portuarias. La licitación ha salido a concurso público por un importe cercado a los cien millones de las antiguas pesetas y la empresa que se haga con el contrato deberá tenerla instalada en tres meses, según figura en el pliego de condiciones publicado ayer en el BOE.

La descarga de graneles sólidos (cemento principalmente) es una de las actividades del Puerto que más protestas ciudadanas genera en Alicante y, hasta el momento, ninguna de las medidas puestas en marcha por el presidente Miguel Campoy han tranquilizado a los residentes. Tampoco ha amortiguado el problema el hecho de que la actividad haya caído este año un 14% debido a la recesión que sufre la construcción. Entre enero y agosto se movieron en el muelle 17 un total de 511.117 toneladas de cemento, carbón y clíncker.

La asociación de vecinos Gran Vía Sur viene denunciando desde hace un año que las montañas de cemento y carbón en el Puerto superan las barreras protectoras instaladas para evitar la contaminación. Critican que la Conselleria de Medio Ambiente avalase a las tres empresas de graneles que, según los vecinos, llevan más de 20 años trabajando sin licencia. Para los vecinos afectados la única medida efectiva pasaría por realizar la carga y descarga de cemento y carbón en el interior de naves y no en el exterior del muelle al aire libre. Algo que parece imposible de solucionar, ya que la descarga del polvo de cemento en los puertos se desarrolla de esta forma en todas estas infraestructuras desde el siglo XIX.