Miles de valencianos han acompañado hoy a la Real Senyera durante su recorrido en la tradicional procesión cívica del Día de la Comunitat Valenciana, que este año ha estado marcada tanto por las protestas de trabajadores del sector público que han increpado a los dirigentes políticos como por el calor.

Este acto, con el que se rememora la entrada en la ciudad de rey Jaime I en 1238 y posterior constitución del Reino de Valencia, se ha iniciado con la bajada de la Senyera desde el balcón consistorial en posición vertical para emprender su recorrido entre la comitiva oficial, portada en esta ocasión por el portavoz municipal socialista, Joan Calabuig.

La comitiva estaba encabezada por el president de la Generalitat, Alberto Fabra, y la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, acompañados por sus respectivos consellers y concejales, así como por el president de Les Corts, Juan Cotino, y la delegada del Gobierno en la Comunitat Valenciana, Paula Sánchez de León.

Diputados autonómicos, autoridades militares y culturales completaban el cortejo, que en sus momentos iniciales ha contado con la presencia del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo.

El trayecto entre el Ayuntamiento y la calle de San Vicente Mártir ha concentrado la mayor parte de las protestas, ya que en este tramo se han reunido cientos de trabajadores de Radiotelevisión Valenciana y de Ferrocarrils de la Generalitat, empresas afectadas por sendos expedientes de regulación de empleo (ERE).

Sonoras pitadas y gritos de "ladrones" han acompañado en este tramo a la comitiva, que en otros puntos del recorrido también ha sido increpada por trabajadores de la enseñanza pública y del Grup d'Acció Valencianista (GAV), que portaban pancartas contra la corrupción y "de lucha contra el catalanismo", respectivamente.

A su llegada a la Catedral, la Senyera ha atravesado la puerta barroca, conocida como de 'los hierros' al son de las campanas del Miguelete, y ha sido recibida por el arzobispo de Valencia, Carlos Osoro.

Tras el canto del 'Te Déum', uno de los primeros himnos de gracias compuestos en valenciano, Osoro ha pronunciado unas palabras en valenciano en las que ha querido transmitir un mensaje de "esperanza" para aquellas personas que "experimentan la crisis", a las que ha trasladado el apoyo de la Iglesia.

Este acto ha contado con la intervención de la orquesta del Conservatorio de Oliva y de la coral catedralicia, dirigida por el prefecto de Música Sacra de la Seo, José Climent.

Al término del oficio religioso, la comitiva ha abandonado la Catedral por la puerta románica que recae en la plaza de l'Almoina hasta la calle de La Paz y el Parterre, donde se ha depositado una corona de laurel a los pies de la estatua ecuestre de Jaime I y los dirigentes políticos han sido increpados al grito de "corruptos".

Los himnos regional y nacional han acallado los gritos y después la alcaldesa, en declaraciones a los medios de comunicación, ha admitido que las celebraciones de este año están marcadas por una crisis económica "recalcitrante" y por otra política fomentada por "provocadores".

Barberá ha afirmado que ante esta situación los valencianos no renuncian a ser un pueblo reivindicativo, pero siempre con "lealtad" a España.

Los actos oficiales han concluido con el izado de la Senyera por el mismo balcón y su posterior traslado al Archivo municipal, hasta donde ha llegado trasladada por Calabuig, antes de que una "mascletà" disparada en la plaza del Ayuntamiento pusiera el colofón a una ágil y calurosa procesión cívica.