¿En cuestión de contaminantes para la salud, estamos mejor o peor que antes?
En los últimos 20 años ha disminuido el nivel de dioxinas o compuestos orgánicos con cloro que producen efectos letales en las personas, como cáncer. Se presentan en mínimas cantidades en el aire o en el agua puesto que tienen tendencia a combinarse con grasas, como es el caso de productos grasos, carnes, pescados y quesos.
¿Qué es más tóxica, la polución o la alimentación?
La fuente principal de dioxinas, contra lo que pueda parecer, es la alimentación, aunque se produzca en niveles ínfimos. Proviene de lo que comemos de los animales, a quienes les llega a su vez por la ingesta.
Dice que ha disminuido, ¿a qué se debe?
Desde los años 70, en que se empezó a saber que eran peligrosos, se pusieron en marcha mecanismos de control de emisiones y los datos mundiales avalan unos niveles bajísimos. La normativa europea permite ciertos niveles en alimentos, por ejemplo de 3 picogramos por gramo de grasa en productos lácteos. La legislación también incluye a los piensos de los animales.
¿Entonces hoy no hay niveles peligrosos para la salud?
Existen unas recomendaciones de ingesta diaria máxima de compuestos tipo dioxina, y la población general está expuesta a menos del 5% de estos valores.
¿Debemos preocuparnos por el polvo de canteras o puertos?
El movimiento de tierras no está relacionado en ningún caso con las dioxinas. Nuestro equipo trabaja en emisiones de fuentes incineradoras, cementeras, en vehículos diésel y gasolina..., pero la legislación marca muy bien los límites a las industrias.
Ya que cita la combustión ¿es preocupante?
La legislación nos permite estar tranquilos pero es bueno saber a lo que nos exponemos. Si queremos contribuir a que disminuyan los niveles podemos cambiar los diesel por gasolina, porque la emisión de hidrocarburos es diez veces más elevada.
¿Qué se investiga ahora?
Se tiende a rebajar los límites de detección y a analizar muestras mas pequeñas, como gotas de sangre, lo que favorecerá un control del nivel de dioxinas en los recién nacidos y un seguimiento histórico de los niveles en el conjunto de la población.