La reanudación de las mascletàs en Luceros desoye ahora los informes elaborados por técnicos de la Concejalía de Cultura que determinaban que tanto la vibración como los disparos resultaban letales para el emblemático monumento y que solo hace unos meses fueron la razón que llevó a buscar un emplazamiento alternativo a los fuegos artificiales.

Según estos estudios, el deterioro progresivo de la escultura se debía a la baja calidad de los materiales y a la oxidación de la estructura de hierro, así como a diversas causas externas que habían afectado a la fuente, como las mascletàs de Hogueras. Según explicaron entonces el concejal de Cultura, Miguel Valor, y el propio Llorens, que aún no había retomado Fiestas, los especialistas aseguraban que las deflagraciones provocaban «microfisuras en la superficie de la obra» y que la pólvora y sus componentes, como el azufre, reaccionan mal con el monumento provocando el denominado «mal de la piedra».

Los informes técnicos también planteaban subsanar los daños de la escultura, reparando los boquetes y desprendimientos hasta acometer una restauración en profundidad. La actuación que proponía el equipo técnico encabezado por la restauradora municipal, Luisa Biosca, contempla una limpieza, tratamientos para neutralizar el óxido, la consolidación de la superficie, el rellenado de grietas, la reposición de fragmentos, el tratamiento del agua y medidas conservadoras.

Andrés Llorens dijo ayer que después de Hogueras está previsto acometer el arreglo de los daños más graves que tienen los caballos y los distintos elementos del monumento.