Aunque son numerosas las familias que siguen yendo a comer la mona durante el Lunes de Pascua, basta con comparar las imagenes tomadas ayer en diferentes puntos de la ciudad con las de hace cuarenta años para comprobar cómo la tradición pierde fuelle. En los años 70 -década a la que pertenecen las imágenes de Perfecto Arjones- el entorno del Castillo de San Fernando se convertía en un hervidero de familias y grupos de jóvenes que iban a pasar el día y a merendar los tradicionales dulces con el huevo; una jornada en la que no faltaban las canciones populares ni los juegos tradicionales.

«A principios de los 80 comenzó a perderse la tradición de ir a San Fernando», explica el presidente de la asociación cultural Alicante Vivo, Alfredo Campello, quien incide que en ello influyó tanto el progresivo abandono de la zona por parte del Ayuntamiento como los cambios socioculturales. «Antes había menos coches y la gente se quedaba más cerca de casa, mientras ahora muchas familias se van lejos de la ciudad a pasar estos días de vacaciones», añade. El presidente de la agrupación echa la vista atrás con melancolía y lamenta que, en la actualidad, la tradición de la mona «degenera» en algunos casos en un «botellón» entre los grupos de jóvenes. Pero no siempre es así.

Dispersados por el entorno del Castillo de San Fernando, parques como el del Palmeral, el campo o la playa, ayer cientos de alicantinos rememoraron la tradición de la mona y pasar un día entre familiares y amigos. «Antes había que venir a las diez de la mañana si queríamos tener sitio, pero ahora hay espacio de sobra», comenta Nicolás Antón, un vecino de 58 años que acudió al Monte Tossal a pasar el día junto a la familia. De su niñez recuerda que «antes estaba repleto de gente y había grupos más numerosos por todo el entorno del Castillo de San Fernando». Ahora, por el contrario, «hay menos gente porque se ha perdido tradición y porque mucha gente prefiere irse a la playa o hacer otras cosas, porque hasta abren algunos comercios». Josefa García, de 86 años, también acudió junto a la familia a la ladera del Monte Tossal y coincidió en que «ahora viene mucha menos gente». Esta mujer recuerda que «antes se cantaban canciones tradicionales, se saltaba a la comba y había mucha tradición de venir al Castillo o a los campos más cercanos a la ciudad».

Junto a ellos, por toda la ladera del Monte Tossal podían encontrarse grupos de gente, que se habían instalado con mesas y sillas para pasar el día. Llevaban la comida en fiambreras y la mona dentro de los capazos. En la zona del hipódromo, niños y mayores aprovecharon para hacer deporte en las pistas deportivas.

El buen tiempo por la mañana propició la salida de cientos de personas al campo y a la playa, aunque por la tarde, la lluvia hizo acto de presencia y muchos alicantinos tuvieron que guarecerse o adelantar el regreso a casa.

Las cálidas temperaturas también empujaron a mucha gente hacia las playas. El Postiguet y la Playa de San Juan estaban llenos, aunque muchos turistas ya se habían marchado. Otra de las zonas concurridas fue el parque del Palmeral, donde cientos de familias acudieron a pasar el día. Por el entorno de Villafranqueza o de Santa Faz también se pudo ver a grupos de gente.