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Educación quitará los techos de amianto a 3.000 escolares en 2017

Padres y vecinos valoran el «esfuerzo» de la Administración pero lo consideran todavía insuficiente

El pabellón de Primaria del colegio Azorín tiene fibrocemento en toda su cubierta, tal y como se ha informado a los padres. iSABEL RAMÓN

La Conselleria de Educación ha presupuestado ya dos millones de euros del próximo ejercicio, 2017, para retirar el fibrocemento de las cubiertas de nueve colegios de la ciudad: Azorín, San Nicolás de Bari, San Fernando, Rabassa, El Tossal, Gabriel Miró, Emilio Varela, José Carlos Aguilera y Gloria Fuertes-El Somni, que reúnen más de un millar de metros cuadrados de material tóxico.

Las obras de descontaminación se harán «en el transcurso de 2017», como confirman desde la conselleria, «aunque todavía no hay previsión sobre la fecha. A medida que se vayan autorizando, se realizarán», concluyen.

Expertos en la retirada de amianto precisan que desde que se redacta el plan de trabajo para cada colegio, hasta que se obtiene la autorización de la conselleria, pasarán una media de 45 días, por lo que hará falta prever con suficiente anticipación cada una de las actuaciones ya que los centros deberán estar vacíos, sin alumnos, y se tarda entre uno y tres días en concluir la operación reponiendo incluso las nuevas techumbres.

«Habrá centros con 50 metros cuadrados de amianto y otros con hasta 300, porque esté afectado el gimnasio, el comedor y la cubierta del colegio», puntualiza Ignacio Valdés, técnico de Activa desamiantados, empresa del sector.

Cubierta

En el Azorín está afectado el pabellón de Primaria que acoge alrededor de 600 niños. En San Nicolás de Bari son otros 180 niños los que estudian bajo el amianto y en Rabassa los 400 escolares, porque el elemento tóxico recorre toda la cubierta del edificio, según indican al diario desde el propio colegio.

En El Tossal las afectadas son la aulas del pabellón principal con 200 alumnos; en el Gabriel Miró los techos de pasillos y despachos, además de la zona superior donde están los alumnos de tercero a sexto de Primaria, otros 200 niños. En el Emilio Varela, con 350 alumnos, el amianto recorre el techo de todo el centro; en el Gloria Fuertes, con 500 escolares, afecta al módulo de Infantil, al salón de actos y al gimnasio parcialmente; y en San Fernando al comedor, donde se quedan a diario 325 alumnos, así como el anexo donde se ubican el aula de Música y la Biblioteca.

En su conjunto son no menos de 3.000 alumnos los que aprenden bajo elementos tóxicos en estos colegios donde, no obstante, no existe una preocupación excesiva porque, como advierten desde las dirección, «mientras no se manipule, no hay peligro».

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