El maestro de Literatura, sindicalista de CC OO, y poeta, Manuel Parra, recibió ayer de manos de su sindicato y de la Plataforma de Iniciativas Ciudadanas el I Premio en memoria de Ramiro Muñoz, por su defensa de la enseñanza pública. Un acto muy emotivo en el que el catedrático de Geografía y ex conseller de Educación con el PSOE, Joan Romero, disertó sobre «Educación y democracia».
¿Hace falta seguir defendiendo la enseñanza pública?
Evidentemente, porque está en peligro, como todo lo público. Hay una ofensiva que afirma que lo privado funciona mejor. La enseñanza pública es una conquista de la modernidad y el primer paso para la emancipación de las gentes. Mi camino ahora es defender esos logros como en otro momento había que conseguirlos; hay que luchar por mantenerlos.
¿Dónde reside ese peligro?
En teorías tan peregrinas como que no hay que establecer paralelismo entre la enseñanza y la dotación económica. Puede llevar al absurdo de que cuantos menos recursos, mejor. No se dice rotundamente pero se plantean cuestiones de este tipo, y es terrible.
¿Cómo se vinculó al sindicalismo?
Siempre he considerado que la enseñanza pública es una parte de la emancipación social, que depende de la globalidad, por eso he estado en CC OO, porque respondía a lo que he hecho; aparte de otras boberías como hacer versos y vivir de mis clases, porque entonces no había liberados. Ahora sigo afiliado como jubilado porque están en peligro las pensiones públicas.
¿Qué cree que le falta a la sociedad actual?
Quisiera transmitir esperanza, la posibilidad de que las cosas cambian. La Comunidad Económica Europea es elemento central de lo que está pasando y creo que es posible regresar a una sociedad mas humanizada y democrática, pero hay que reconocerse en los demás, que los derechos humanos se reconozcan. Hay que conseguir una rebelión cívica.
¿Ha empeorado la política?
Diría que ahora se desenmascara más. No es un desengaño sino que aparece la evidencia de lo que se ocultaba.
¿Qué le supone este premio?
Dos sentimientos encontrados: uno de satisfacción y orgullo, no tanto por mí, sino por cuantos han luchado por la enseñanza pública; y otra sensación horrible, porque es consecuencia de que un amigo, casi hermano, ya no está conmigo: Ramiro Muñoz Haedo.
