Dice llamarse Johan y ser rumano. Desde hace algo más de tres meses ha colocado sus escasas pertenencias en los bajos de un edificio del barrio y allí duerme cada noche al raso. Nada fuera de lo «normal» si no fuera porque algunos vecinos del bloque le han tirado cubos de agua para forzar su marcha a otro lugar, según denuncian residentes en el inmueble.

Estos vecinos se mostraron indignados por esta reacción y una vecina en concreto llamó hace un mes a los servicios sociales municipales para poner en conocimiento los hechos. «Es un buen chico que nunca le ha hecho nada a nadie, ni molesta ni monta ningún escándalo. Por no hacer, ni siquiera pide nada a la gente. Es inofensivo y se nota que no tiene muy bien la cabeza», explica una de las vecinas que le ayuda a subsistir dándole comida y mantas.

Esta vecina se mostró preocupada porque el agua le ha caído encima por la noche, cuando más frío hace, algo que además coincide en calificar de «cobarde» con otra de las residentes.

Johan casi ni es consciente de lo que le ha ocurrido y se limita a decir que él está bien donde está, concretamente en la calle Deportista Ramón Mendizábal. Pasea por el barrio y hace «su plan» sin tener que dar explicaciones a nadie. A veces va a una plaza cercana o se acerca al bar más próximo para tomar un café. En este establecimiento ya le conocen y también aseguran que «ni molesta ni se mete con nadie».

Al menos en dos ocasiones han encontrado a Johan tumbado sobre sus mantas completamente empapado y una de las vecinas asegura que «hace poco vi que caían gotas de un balcón y que le estaban mojando los pies y parte de sus mantas, así que le avisé para que se apartase».

Quienes lo ven y lo ayudan no alcanzan a comprender los motivos por los que hay quien quiere echarlo de esta manera. «Ni siquiera está en la puerta de acceso a los portales ni del garaje, donde está no molesta a nadie. Pero es que hay malas personas que son capaces de atacar a alguien indefenso y que ya tiene bastante con vivir en las condiciones que vive», afirma una residente en la zona.

Desde la concejalía de Acción Social señalaron que son «conocedores de la situación» y aseguraron que «se está interviniendo a través del equipo de calle adscrito al Centro de Acogida e Inserción para personas sin hogar de Alicante (CAI) con procedimiento continuado». Por motivos de protección de datos declinaron precisar en qué consiste específicamente esta intervención.

Para Podemos, que fue alertado por otra vecina, se trata de un claro caso de aporofobia, miedo, rechazo o aversión a los pobres, y piden que se resuelva «esta lamentable y denigrante situación».

Afortunadamente son más quienes apoyan a Johan «El rumano» en la zona aunque no se paren a hablar con él que quienes desean que se vaya a otro lugar. Ayer mismo una mujer rusa le dejó junto a sus cosas una bolsa con comida y una botella de agua pese a que Johan en ese momento andaba deambulando por otras calles cercanas. Nadie sabe por qué ha acabado durmiendo en la calle aunque apuntan a que probablemente sea por su estado mental. Él asegura que lleva siete años en España aunque no acierta a decir su edad real. Entiende y habla el idioma, así que los vecinos creen que sí puede que lleve varios años residiendo en el país.

«He oído eso de que le han tirado agua encima y me parece muy mal porque es un buen chaval que no se mete con nadie aunque a veces habla solo. Aquí en el barrio la gente en general se porta bien con él y varias vecinas le llevan comida, ropa de abrigo y algún cigarrillo», indica Antonio Fernández, otro de los habituales del barrio que ve con frecuencia a Johan. «Está bien que digáis lo que pasa para que se les caiga la cara de vergüenza», apostilla otra vecina.