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A los niños les rechinan los dientes por estrés

El uso de tablets y móviles antes de acostarse y la acumulación de extraescolares hacen crecer los casos de bruxismo en los más pequeños

A los pequeños les rechinan los dientes por estrés

Apretar y rechinar los dientes al dormir ya no es un trastorno exclusivo de los adultos. En los últimos años los dentistas de la provincia de Alicante están atendiendo a un número creciente de niños que padecen bruxismo. Las causas no están muy alejadas de las que afectan a los mayores.

El estrés y el uso de pantallas como tablets y teléfonos móviles son los motivos que se esconden detrás de este fenómeno, según coinciden en señalar pediatras y dentistas. «Las nuevas tecnologías tienen buena parte de la culpa. Los niños se quedan viendo la tele o jugando con la tablet hasta muy tarde y no se acuestan relajados», explica Juana Rodríguez, odontopediatra en un centro de salud de Alicante. También el ritmo de vida que llevan las familias «provoca que los deberes se hagan muy tarde, por lo que no les da tiempo a los niños a relajarse antes de marcharse a la cama». El problema también suele aparecer ante un cambio importante en la vida del niño. «El mes de septiembre con el inicio del colegio o un cambio de etapa escolar son momentos propicios para que aparezca este problema», señala el pediatra Antonio Redondo. A veces tampoco hay una causa externa y se debe más bien a la forma de ser del niño. «Los hay que son más perfeccionistas o sensibles y tienden a llevarse los problemas a la cama», explica Redondo.

Para el maestro Eliseo Andreu detrás de este problema también se esconde el exigente horario y la gran cantidad de actividades extraescolares a las que se tienen que enfrentar los niños. «Al menor hay que darle una estabilidad, unos horarios muy marcados. Si hoy hacen los deberes a las 5, mañana a las 7, un día en casa, el otro en el parque... Todo esto hace que el niño esté desconcertado y se refleja en este tipo de problemas». En este sentido, Andreu cree que los niños deberían tener más tiempo para poder jugar en la calle con otros niños. «El juego da equilibrio afectivo y el grupo de iguales ayuda a la socialización. Todo eso se está perdiendo y por eso aparecen problemas como el bruxismo y otras patologías mentales más graves».

Profesionales como Antonio Ríos, especialista en orientación y psicoterapia familiar, apuntan a que el bruxismo en los niños no es más que la manifestación de que algo está ocurriendo en casa. «En los últimos 50 años la forma de vivir y los modelos familiares han cambiado más que en los 1950 años previos». Unos cambios que se traducen «en menos tiempo libre, más competitividad y mucho más estrés y eso, aunque no queramos, se lo trasladamos a los niños, ya que a esas edades son pura intuición». La falta de conciliación de los padres también tiene mucho que ver. «Es genial que el colegio acabe a las 2 de la tarde si los padres pudieran tener el mismo horario y pasar las tardes en el parque con sus hijos jugando. Pero esa no es la realidad. Los padres no tienen tiempo y están agotados, lo que disminuye su capacidad cognitiva, emocional y conductual de educar a sus hijos». En este sentido Ríos rompe una lanza a favor de los padres. «Ellos no tienen la culpa de todo. Debería haber más políticas de conciliación. Todo sería más sencillo».

Edad más frecuente

Entre los 4 y los 6 años suele ser la edad más frecuente en la que aparece el bruxismo y en muchas ocasiones no solo aprietan los dientes mientras duermen, también lo hacen por el día. Uno de los primeros consejos que se dan a las familias es el de vigilar la higiene del sueño y supervisar a los niños cuando están frente a una pantalla. «Los niños pequeños, cuando ven una película o juegan a un videojuego violento, no tienen la capacidad de distinguir si están ante una realidad o una ficción y después eso se lo llevan a la cama», señala Antonio Redondo. El psicólogo infantil José Joaquín Nogueroles aconseja a las familias que bajen el ritmo en las horas previas a irse a la cama. «Los niños tienen que hacer menos actividades en las últimas horas del día para que se vayan tranquilos a la cama». Para el maestro Eliseo Andreu también puede ayudar mucho «que lean cuentos, que se les haga un masaje o algún ejercicio de relajación».

El problema suele desaparecer cuando a los niños cambian los dientes. Si persiste es cuando el problema reviste mayor gravedad y hay que recurrir a medidas más drásticas, como férulas.

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