Los casos de acoso escolar en las aulas de la Comunidad han disminuido ligeramente pero la violencia practicada es mayor. La conclusión del informe que ayer hizo público el Consejo Escolar Valenciano sobre el ciberbullying, lo vincula por primera vez con la violencia de género. Acosadores y acosados, ya de mayores, si no se toman medidas, pueden acabar en la mayoría de los casos como maltratadores.

Los consejeros aportan el dato de que siete de cada diez estudiantes acosados son niñas. «Ha crecido enormemente la violencia escolar especialmente contra las niñas, que sufren el 75% de los casos de ciberbullying, aunque el número total de casos de acoso haya disminuido un poco», concreta el secretario de la entidad, Jesús Huguet.

El suicidio de un menor a consecuencia de un maltrato continuado por parte de sus compañeros ha llevado al Consejo a lanzar la voz de alarma ente los grupos políticos en las Cortes valencianas por considerar que por más leyes, protocolos y planes de convivencia que se aprueben, la lacra del acoso no cesa y se hace más virulenta. Hay que tomar medidas.

Uno de cada tres

Entre los escolares, prácticamente uno de cada tres se considera víctima de algún tipo de ciberacoso, como señala el citado informe. «Y se puede suponer que este tipo de manifestaciones puede aumentar en los próximos años», subrayan los consejeros.

Constatan a su vez que la gran mayoría de las formas de violencia escolar están profundamente relacionadas con la «desigualdad entre géneros», las normas sociales relacionadas con el género y las prácticas discriminatorias. «Se unen bullying y violencia de género», afirman.

Además es también más habitual «que los chicos perpetren bullying físico y las niñas violencia verbal o psicológica», pero en general lo que provocan en cualquier caso son «gravísimas consecuencias en las víctimas, los agresores, y en el clima de convivencia en las aulas». De ahí que se reclame el detalle de las actuaciones que estén demostrando una mayor eficiencia en la resolución de conflictos, para que cunda el ejemplo en el resto de centros.

Desde el Consejo de Cultura se pide, además, una coordinación tanto de recursos como de actuaciones conjuntas entre los colegios de Primaria y los institutos de Secundaria. «El tema del acoso escolar es horroroso porque, además, parece que no tienen fin», añade Huguet.

La dotación de medios humanos y materiales para todos los centros educativos se considera asimismo imprescindible para poder desarrollar los programas que elaboran los centros desde que cuentan con un docente para la coordinación específica de la convivencia desde el curso pasado. «En caso contrario, la proliferación de normas y planes quedan en papel mojado y solo se aplicarán puntualmente donde haya un grupo de docentes voluntariosos y especialmente motivados», alerta el informe.

De ahí que se subraye la exigencia de incluir la resolución de conflictos en la formación tanto inicial como permanente del profesorado. E incluyen en este apartado igualmente a los integrantes del personal de servicios y administrativos de los colegios e institutos.

Falta de educación

A partir de definir la cultura como la «capacidad del individuo por mejorar su sociedad en la medida de lo posible», el secretario del Consejo de Cultura incide en que uno de los efectos de la «plenitud cultural», es la «capacidad de vivir en convivencia entre la gente», por lo que es la falta de cultura la que lleva al individuo a no ser «plenamente humando».

La conclusión de esta reflexión deriva en la afirmación de que «el acoso escolar es un tema de formación cultural», y que en definitiva, cualquier tipo de acoso viene precedido de «una falta de educación cultural y de formación».