«Muy ilusionada y con muchas ganas de contribuir en la Academia». Así llegó ayer la ingeniera de Telecomunicaciones Nuria Oliver a la sede de la Real Academia de Ingeniería en Madrid para hacer efectivo su ingreso en un acto solemne al que asistieron unas 160 personas. La alicantina se ha convertido en la cuarta mujer en acceder a la Real Academia y la primera en la rama de Telecomunicaciones. Además, se da la circunstancia de que ha recibido la medalla número uno, que ostentaba Eugenio Andrés Puente, fallecido el año pasado.

Oliver es doctora por el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), y actualmente es directora de Investigación en Ciencias de Datos en Vodafone, además de formar parte del Grupo de Sabios que asesorará al Gobierno sobre Inteligencia Artificial (IA) a través de la elaboración de un Libro Blanco. Su carrera se ha centrado en modelos computacionales de comportamiento humano, Inteligencia Artificial y Big Data para bien social.

Primera mujer española distinguida como «fellow» por la Association for Computing Machinery (ACM), la mayor asociacion mundial de profesionales de la informática, ayer enfiló con paso firme y sonriene el salón de la Real Academia de Ingeniería acompañada por los académicos Rafael del Pino y Eloy Álvarez dispuesta a pronunciar su discurso de ingreso. En su intervención realizó un exhaustivo repaso por la historia de la Inteligencia Artificial y además de ensalzar las oportunidades que va a generar también advirtió de sus riesgos.

Aseguró que lo suyo con la IA fue «amor a primera vista» hace ya 25 años. Desde entonces se ha convertido en una de las mujeres investigadoras en computación más citadas a nivel internacional. Y promueve el uso de las nuevas tecnologías para el «bien social». Consciente de que «la Inteligencia Artificial juega un papel similar en la Cuarta Revolución Industrial en la que estamos inmersos al que jugó la electricidad en la Segunda», Oliver reivindicó que «España invierta mucho más» en ella tras repasar el descomunal impacto que tiene y tendrá en la sociedad y en la economía.

«Es indudable que la Inteligencia Artificial está contribuyendo y contribuirá al crecimiento económico. Permitirá que tengamos una medicina de precisión personalizada, preventiva y predictiva, una educación personalizada y permanente, ciudades inteligentes, una gestión más eficiente de los recursos y una toma de decisiones más justas, transparentes y basadas en la evidencia. Pero este impacto no vendrá exento de cambios sociales profundos», explicó la ingeniera.

En este sentido abogó por introducir como asignatura el pensamiento computacional en los colegios. Parafraseó a Marie Curie para señalar que «nada en la vida debería temerse, sino entenderse. Ahora es momento de entender más para así temer menos». «La Comisión Europea anticipa una necesidad de más de 900.000 nuevos puestos de trabajo tecnológicos en el corto plazo que seremos incapaces de cubrir si no transformamos nuestros programas educativos», advirtió.

Mujeres

Otra de sus luchas es la mayor presencia de mujeres en ciencia y tecnología y aprovechó su discurso para recordar que «el porcentaje de mujeres que estudian informática o que trabajan en posiciones técnicas dentro de empresas tecnológicas se encuentra entre un 10 y un 20%. Esta falta de diversidad de género es alarmante», añadió. Así, instó a «aunar esfuerzos» para acabar con los estereotipos, sesgos y la escasa visibilidad y reconocimiento de las mujeres que se dedican a carreras científicas y tecnológicas, así como con la brecha salarial.

«Espero, deseo y sueño que cada vez haya más mujeres ingenieras, investigadoras, inventoras, innovadoras en tecnología y académicas de esta Real Academia, que sean excepcionales no por su condición de ser mujeres, sino por la brillantez de sus ideas y el impacto de su trabajo». Oliver pronunció estas palabras ante el resto de académicos, 60 en total, y de los invitados, entre los que se encontraba la secretaria de Estado de Igualdad, Soledad Murillo. Estaban también las otras tres académicas, Pilar Carbonero, María Vallet y Josefina Gómez Mendoza.

El presidente de la Real Academia de Ingeniería, Elías Fereres, actuó como padrino de Oliver y le dio la réplica a su discurso.