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Los colegios que integran alumnos con alguna discapacidad están desbordados

El profesorado reclama a Educación los recursos prometidos con la nueva Ley de inclusión educativa

Alumnos entrando a un colegio que integra escolares con necesidades educativas especiales. JOSE NAVARRO

El profesorado de medio centenar de colegios públicos, que en la provincia integran en sus aulas a alumnos con necesidades educativas especiales, afirman que están desbordados, en contra de lo que cabría pensar después de que este Consell haya aprobado la primera Ley de inclusión educativa que pretende, precisamente, la correcta integración de estos alumnos en el sistema educativo.

Sin recursos ni especialistas añadidos con los que atender a alumnos que tienen un dictamen, al que acompaña la necesidad de un educador de apoyo un educador de apoyoo bien la atención de pedagogía terapéutica o de Audición y lenguaje, los profesores lamentan que ni los niños reciben la integración que se predica ni ellos pueden ocuparse con calidad del conjunto de los estudiantes en todo el centro. «La integración de estos alumnos figura solo sobre el papel. Al constar que existe una aula específica en el centro, se considera que se cuenta con el terapeuta y el logopeda, junto a otro educador de plantilla, y que la atención está servida», denuncia el delegado sindical de CC OO Alfonso Terol, especialista a su vez en pedagogía terapéutica.

Sin embargo, en la práctica la Conselleria de Educación tiende a derivar hacia estos centros a todos los alumnos con alguna discapacidad, «sin primar la cercanía del domicilio de su familia al centro. En realidad lo que prevalece para la administración es que se trate de un centro que cuente con alguna aula específica, porque previamente está mínimamente dotado de personal, y lo que se produce es la saturación general de estos colegios en toda la provincia», afirma Terol.

47 colegios públicos de la provincia de Alicante integran en sus aulas ordinarias a 1.000 alumnos con algún tipo de discapacidad que necesitan Educación Especial

Lamentan los profesores que lo que se está favoreciendo con esta práctica es una rivalidad mal entendida entre colegios porque los que reciben a estos alumnos aseguran que pierden calidad en la enseñanza para el conjunto de los estudiantes, al tiempo que se van creando una especie de guetos.

«Resulta lamentable que precisamente los profesionales y centros que han apostado por la integración desde hace muchos años, y que ahora dan otro paso hacia el concepto de la inclusión global, sean los que se ven más desbordados en su tarea», insiste el delegado sindical en nombre de los docentes.

Según el informe presentado ante la Junta Provincial Docente que representa a todo el profesorado de la provincia, las horas de atención específica que reciben los alumnos que se integran en estos centros ordinarios ha descendido más de un 50%. «Son al menos dos sesiones menos cada semana y por alumno», subraya Terol.

Con el objetivo de evitar las quejas de los padres de alumnos, desde la administración se trata de derivar al alumnado con dictamen de algún tratamiento específico a los centros con aulas también específicas, «pero los padres no conocen con exactitud lo que marca la ley para cada alumno de logopedia y finalmente desde los centros reclaman la ayuda de los progenitores para actividades a los que no se puede llegar por la falta de personal, como aseguran desde el sindicato.

«Es urgente la figura del educador en la totalidad de los colegios para que su falta no sea la excusa a la que se agarra educación para desplazar a los niños lejos de sus domicilios y obviar el número de alumnos por aula también», subraya Alfonso Terol.

Respuesta

Tanto la inspección educativa como los responsables de la dirección territorial de Educación en Alicante han hecho saber ante estas reclamaciones del profesorado expuestas a través de sus representantes en la Junta docente provincial que «la atención para alumnos con necesidades educativas especiales ha aumentado con respecto al curso pasado en los centros de Secundaria».

Terol replica que resulta «inaudito» que se practique «una política de vaivén en la distribución de los especialistas» que atienden las necesidades de integración del alumnado con alguna discapacidad. «El 95% de estos niños se mantienen en el mismo centro durante varios cursos por lo que habrá que consolidar las plantillas docentes para dar una respuesta educativa adecuada».

«Los niños con necesidades especiales enriquecen el aula pero exigen apoyo»

Maestros afectados sienten un agravio comparativo pese a que han apostado por la inclusión en la aulas

Juan, maestro de Primaria en uno de los colegios que integran alumnos en aulas específicas, detalla que cuenta con niños autistas con hipoacusia grave y plurideficiencias motoras. «Al tener una aula específica recibimos más alumnos que el resto de colegios de la zona para integrar niños en aulas ordinarias». Afirma que la presencia de estos alumnos resulta enriquecedora para el conjunto de los escolares porque «crea sentimientos de respeto y de ayuda entre sus compañeros. Les quieren y les asisten. Formamos futuros ciudadanos solidarios y tolerantes, pero el problema está en que al contar con tanto alumnado con necesidades educativas especiales, nuestros recursos para poder atenderlos se limitan», lamenta.

«Al tener una aula específica recibimos más alumnos que el resto de colegios de la zona para integrar niños en aulas ordinarias»

En la práctica, este maestro afirma que en lugar de tener cuatro sesiones de apoyo en el aula que cuenta con pedagogía terapéutica, se quedan en la mitad, en dos.

También subraya que al tener que repartir el tiempo del logopeda solo se llegan a abarcar la mitad de la sesiones que se han dictaminado para los alumnos que las necesitan.

«Lo mismo sucede con la educadora -añade-. Tiene que atender a demasiados alumnos porque la ratio es alta». Por eso reclama Juan, que prefiere mantener su apellido en el anonimato, que «la totalidad de los centros deberían realizan esta tarea, y dotar de más personal para poder llevar a cabo una auténtica inclusión en las aulas, ya que existe un agravio comparativo con otros centros próximos».

Infantil

A Lucía -que tampoco quiere que se publique su apellido-, le sucede tres cuartos de lo mismo en su tarea como maestra de Infantil para niños de cuatro años en su colegio. «En mi clase hay 20 alumnos, uno de ellos diagnosticado de con TEA o Trastorno del Espectro Autista. Es un niño muy querido porque desde el curso pasado trabajamos la integración pero hacerlo en un grupo grande cuesta bastante más porque este alumno no quiere trabajar solo y en todo momento necesita el refuerzo de un adulto».

Afirma esta maestra que las horas que marca Educación para el educador «se cumplen, pero son mínimas. Necesita la supervisión constante de un adulto así que ¿cómo puedo reforzar y estar pendiente del resto de los alumnos? La jornada escolar se hace muy larga si está nervioso y para cualquier actividad de la clase necesita un educador que no tiene». Lucía se pregunta cómo se puede lograr la integración que se pretende con esta falta de recursos.

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