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Jon Aizpurua: «Muchas universitarias creen que con 40 años es fácil ser madre»

«A esa edad el 40% tendrá problemas», asegura

Jon Aizpurua: «Muchas universitarias creen que con 40 años es fácil ser madre»

P ¿Cuáles son los principales problemas de fertilidad con los que se están encontrando los especialistas?

R El más relevante es que la edad con la que la mujer acude a buscar ayuda está en el limite, más allá de 35 años y muchas veces cerca de 40 y en algunos casos pasada esa edad. Son mujeres que buscan por primera vez su embarazo. Aquí entran muchos factores en juego, como causas sociológicas, financieras, de roles...

P Al margen del retraso en la edad de tener hijos, ¿qué otros problemas afectan a mujeres y hombres?

R A nivel epidemiológico, la industrialización ha generado unos tóxicos medioambientales que interrumpen el desarrollo sano y natural de los gametos sexuales. Desde 1920, cuando se tienen los primeros registros de calidad de los seminogramas hasta ahora, la calidad es de una décima parte. Lo normal lo hemos tenido que redefinir diez veces más flojo de lo que era para seguir llamándolo normal.

P ¿La contaminación ha empeorado entonces nuestra fertilidad?

R La contaminación y la tecnificación y perversamente también se genera una sensación de que el problema se arreglará con la tecnología. Es un círculo vicioso que hace que haya pacientes que cuando buscan ayuda ya están al límite de sus posibilidades. Son problemas políticos que deberían estar en todos los libros, pero no lo están.

P ¿Son conscientes las mujeres de que su edad reproductiva tiene un límite?

R No. Hicimos una encuesta en la universidad y muchas estudiantes siguen creyendo que con 40 años es súper fácil ser madre. Y con 40 años hay más de un 40% de mujeres que tendrán serios problemas. Si supieran eso organizarían su vida de otra manera, pero al no saberlo, son carne de cañón.

P¿Cuáles son los últimos tratamientos disponibles?

R En los últimos 40 años los avances han sido espectaculares. No ha habido otro sector de la medicina que haya publicado ni patentado tantos avances como la medicina reproductiva. Lo más novedoso ha sido la técnica de observar, de definir grupos, indicaciones y métodos que se aplican a cada uno.

P ¿La genética ha supuesto una revolución en su terreno?

R Empezó como un niño adoptado al que nadie quería. Ha tenido tanta producción a favor como en contra. Ahí entramos en aspectos éticos, como que se pueda tocar la línea germinal, que estemos jugando a Frankenstein. Pero la selección de embriones genéticamente es un procedimiento pasivo, que no induce a nada, sólo se ve que es lo que da la naturaleza y se transforma el conocimiento en una conclusión. Se diferencia mucho de una ingerencia activa, en la que manipulas al embrión, lo que está en otra categoría ética y técnica. Por eso al principio la genética tuvo muchos detractores, pero las verdades científicas caen sobre su propio peso y se ha convertido en una evidencia tan grande que lo difícil ahora es justificar no usar estas técnicas.

P ¿Dónde se pone el límite con estas técnicas?

R En la manipulación activa, que aún no se ha usado en humanos. Ahora mismo no hay ningún proyecto europeo ni americano para reproducción. Estamos todos de acuerdo en que si tocas la línea germinal, no solo mejoras la vida de una familia, sino que metes una variación en el genoma que afecta a toda la humanidad. Hay un consenso de no hacerlo, igual que la clonación.

P ¿Por qué vienen tantas pacientes extranjeras a hacerse tratamientos de reproducción a España?

R En España tenemos una Seguridad Social que me hace sentir orgulloso. Con unos especialistas formados a un nivel que no tienen en otros países. Otros países tienen muy pocos especialistas propios, importan de otros países y a la hora de indicar o invertir esos recursos públicos en algo eficiente son peores que nosotros. En estos países inciden en tratamientos obsoletos a mujeres que necesitarían de tratamientos más avanzados. Lo estandarizan, lo protocolizan y si entras bien y sino también.

P ¿También hay diferencias legislativas?

R Sí, porque el colmo es que en estos países son opositores a cualquier innovación. Les parece mal el diagnóstico genético, la donación de gametos... cualquier cosa que transgreda su límite de conocimiento recibe un «no» categórico y son un freno al progreso. Gracias a Dios, los pacientes, que son libres y cada vez más informados, acaban siendo conscientes de esa trampa ratonera y como la normativa europea permite una libre elección de medicó, se van a otros países de Europa.

P ¿Por dónde pasa el futuro de la medicina reproductiva?

R Por un lado, por la individualización de tratamientos. En 30 años hemos aprendido a hacer las cosas para todo el mundo. Ahora sabemos que hilando más fino se puede dar a cada uno lo que requiere. Otro aspecto es el de la medicina regenerativa, con la que vamos a poder hacer un viaje en el tiempo hacia atrás. Rejuvenecer células y hacer que se comporten como si fueran más jóvenes. Mediante células madre y factores de crecimiento, en una combinación especial, se puede reactivar el órgano matriz para que se comporte durante seis meses como si fuera 10 años más joven. Se puede hacer con úteros, óvulos o espermatozoides.

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