El miedo y la prudencia se impusieron ayer entre miles de familias a la hora de decidir si sus hijos acudían a clase, frente a la decisión oficial de aquellos ayuntamientos que determinaron, en función de las previsiones meteorológicas, que las clases no debían suspenderse.

Es el motivo por el que aproximadamente un tercio de los alumnos faltaron a clase en localidades como Alicante, pese a que el Ayuntamiento no se sumó a la suspensión de clases. «La alerta no daba indicativos para ello. Teníamos prealerta por el viento y así se informó, pero no supone suspensión de clases», concretó la concejala de Educación, Julia Llopis, a preguntas de este diario.

Los responsables municipales consideraron que las previsiones por lluvia «pero no fuerte» no hacían necesario suspender las clases, extremo que produjo un encendido debate entre padres de alumnos en las redes sociales entre los partidarios de seguir la indicación de las autoridades y quienes aseveraban que por encima de todo hay que actuar con la máxima prudencia cuando de niños se trata.

El representante provincial de padres de alumnos de centros públicos en la FAPA Enric Valor, Txomin Angos, confesaba que él mismo había decidido no llevar a clase a su hija en una localidad e la Vega Baja donde no suspendieron clases. «La seguridad es lo primero, además de que no existe la certeza de que se impartan clases con normalidad porque el profesorado procede de zonas muy diversas y muchos no pueden llegar», indicó a este diario.

La sombra alargada de las recientes consecuencias de la última DANA en la comarca influyó sobremanera ayer sobre los padres y se notó en las ausencias a clase, aunque oficialmente se mantuvieran los centros abiertos en varias localidades de la zona.

También en Alicante, que tampoco suspendió clases, faltaron ente un 20% y un 30% de los alumnos en colegios e institutos, media que se elevó al 50% en los centros de Formación Profesional porque muchos estudiantes proceden de otras localidades y alegaron problemas para desplazarse, como coincidieron en señalar los directores consultados al respecto.

Según los datos aportados por la Conselleria de Educación 123.000 alumnos de 90 colegios e institutos de toda la provincia se vieron afectados por la suspensión de clases determinada por los respectivos ayuntamientos, más de la mitad de todos los afectados en la Comunidad. El departamento que dirige Vicent Marzà también insistía a los padres en que se informaran sobre estas decisiones municipales por los canales oficiales, pero entre las familias no pocos reclamaban a sus respectivos centros que se les informara por WhatsApp en circunstancias que consideran tan determinantes como la apertura o no de los centros ante inclemencias climáticas.

Los directores explican que en días así se actúa con sentido común y se aceptan los justificantes de los padres por ausencia del alumno, además de que para que las ausencias adquieran el cariz de absentismo debe ser reiteradas en el tiempo. También advierten de que el único medio oficial del que disponen para informar a las familias es la web de cada centro, pero para circunstancias puntuales como las climatológicas no la consideran adecuada.

Entre las familias del colegio La Cañada de Alicante, en barracones, cundió la alarma como en la Vega Baja y apenas fueron a clase 21 de los 150 niños. La presidente de la AMPA criticó severamente al Ayuntamiento por no decretar la suspensión de clases en una zona «que es inundable», dijo María López.

La Universidad de Alicante, aunque mantuvo la actividad con normalidad, anunció que los exámenes se realizarán en fechas alternativas para los que no pudieron desplazarse al campus. El vicerrectorado de Estudiantes recuerda que se incluye en el Reglamento para la Evaluación de los Aprendizajes de la UA.