«Todos los libros de historia dicen que los aviones que bombardearon el Mercado Central de Alicante entraron por San Vicente del Raspeig. Sin embargo, los documentos y mapas del Archivo Nacional del Reino Unido confirman que entraron por mar, en paralelo al Puerto, y con una precisión matemática, lo que desmonta la teoría de los historiadores. Tres patrullas de tres aviones, una escuadrilla, y la última fue probablemente la que bombardeo el Club de Regatas, la plaza de Gabriel Miró, las calles San Francisco y San Fernando, y luego el Mercado, el ataque más destructor. Era un día que entraba pescado y había mucha gente», explica José María Ruiz de Clavijo, un investigador alicantino de Memoria Histórica que ha hallado en Inglaterra material inédito en España sobre el ataque a la población civil en Alicante en 1938.

Ruiz de Clavijo, con la ayuda de otras dos personas, buceó durante dos meses en el Archivo Británico en más de 23.000 documentos, hallando unos 6.000 relativos al bombardeo del Mercado, que tuvo que fotografiar con móvil ya que el centro de estudios no facilita, según explicó, escáner ni fotocopiadoras a los investigadores. «Aquí se destruyó una gran cantidad de documentación al final de la guerra y en cambio allí hay mucha archivada».

El hallazgo del investigador alicantino es fruto del trabajo que realizó sobre el terreno una comisión presidida por un coronel británico (Smyth Piggot), que visitó Alicante en agosto de 1938, tres meses después del bombardeo del Mercado. Una visita en respuesta a la carta de protesta que el ministro de la Presidencia de la República, Julio Álvarez del Vayo, envió a su homólogo de Reino Unido quejándose de los bombardeos sobre población civil solo dos días después del ataque al Mercado.

«Este hombre (Piggot) viajó hasta aquí con varios observadores porque se veía venir la II Guerra Mundial, y las potencias querían saber qué materiales tenían los futuros enemigos al estallar el conflicto. Este coronel dejó claro que los ataques sobre la población civil eran intencionados, como el del Mercado». La carta del ministro republicano español, fechada el 27 de mayo de 1938, quedó archivada en Inglaterra. En ella muestra su enfado porque no haya habido «ni una sola palabra pública de condenación» contra el bombardeo de Alicante. Estos documentos que, según Ruiz de Clavijo, son inéditos, imcluyen también cartas manuscritas e informes de Smith Piggot. De los 23.000 archivos, ha revisado unos 6.000 y su esperanza es hallar fotografías de los bombardeos, ya que el material gráfico que ha quedado sobre este episodio de la guerra es escaso.

La investigación revela que el ataque de la aviación italiana con base en Baleares llegó por mar, desde el sur, fuera del alcance de las baterías antiaéreas situadas en Santa Pola, el Cabo de las Huertas y el Castillo de San Fernando. «Bombardearon impunemente, sin que nadie les pudiera alcanzar, con tal precisión que la comisión pensó que eran aviones alemanes. Sin embargo, eran trimotores italianos Savoia-Marchetti 79, muy rápidos». Éste fue el bombardero medio italiano más importante de la II Guerra Mundial. El mapa que muestra por donde entraron los aviones fue trazado en España aunque después sería catalogado por la comisión británica dentro del expediente del bombardeo de Alicante, y recoge que los aviones lanzaron 90 bombas desde 4.000 metros de altura.