Tienen que entrar prácticamente a ciegas en casas donde una persona está en peligro de morir. Los trabajadores del Samu son de los profesionales más expuestos a contagiarse de coronavirus, por lo que estas semanas nada puede quedar al azar. "Todo estos días va orientado a prevenir un posible contagio", explica Juan Carlos Soler, técnico de emergencias sanitarias de la base Alfa 1, junto al Hospital General de Alicante. El Covid-19 les ha hecho cambiar totalmente su forma de trabajar cuando se dirigen a toda velocidad en un Samu a atender un aviso. En estas Unidades de Cuidados Intensivos viaja un médico, un enfermero y un técnico de emergencias sanitarias. "Antes entrábamos los tres al domicilio. Ahora ya no. Pasa solo el médico con el material indispensable y a partir de ahí se van viendo las necesidades", explica Soler.
Si el paciente debe ser trasladado al hospital, se evita usar el Samu, ya que el proceso para desinfectar el vehículo puede durar varias horas. "Hacemos los traslados en un soporte vital básico. El enfermo va a atendido por el personal del Samu y además utilizamos nuestro equipo, que es móvil. Así que no hay diferencia". Al regresar a la base, el material que no es desechable se desinfecta a conciencia para evitar posibles contagios.
Soler lleva muchos años atendiendo a los pacientes en situación más crítica y asegura que el perfil, estas últimas semanas ha cambiado. "Hay muchos pacientes con problemas mentales a los que la cuarentena les está afectando de manera muy negativa. En una sola mañana hemos llegado a atender a dos pacientes por intento de suicidio y eso es mucho". Un joven que se había precipitado por el balcón y una anciana octogenaria que se había intentado quitar la vida bebiendo lejía. El Covid-19 está pasando factura a las personas que tienen trastornos mentales.
A Manolo Serna, médico del Samu, le sorprende ver la velocidad a la que se complican los pacientes de coronavirus. "Están pasando la enfermedad en sus casas y de pronto, al octavo día, todo se complica. Se desencadena una reacción inflamatoria por la defensa del cuerpo ante el virus, que se centra en el pulmón. Se produce una crisis asmática muy fuerte y el paciente se ahoga de golpe". En tan sólo una hora, añade este profesional, "pasan de estar bien a fallecer", nunca había visto algo así.
La pandemia está ocupando estos días el 65% de los avisos a los que acuden "el resto son las asistencias normales, ictus, infartos... que no han desaparecido", explica Serna.
Durante sus años de experiencia este médico de emergencias se ha enfrentado a otras epidemias, como la del VIH, y reconoce que el miedo que siente no es a atender estos casos, "porque somos profesionales, sino a contraer la enfermedad y llevarla a mi casa".
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