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Los fumadores piden espacio

Dudas entre los clientes de las terrazas sobre si podrán encender un cigarro si no hay nadie sentado en la mesa de al lado

Los fumadores piden espacio

«Nosotros hoy hemos venido a pasar el día a Alicante, pero no tenemos casa aquí, entonces ¿si vengo mañana no podré fumar en todo el día? ¿y si estamos los dos juntos que somos pareja y convivimos tampoco podemos fumar en una terraza si no tenemos a nadie alrededor? son cosas que no nos quedan claras. Si es así deberían reservar algún espacio para los fumadores». Esta pareja de Banyeres, formada por María Ibáñez y Jordi Albero, se preguntaba en voz alta estas cuestiones mientras fumaban tranquilamente en una terraza de la Plaza de los Luceros ayer a mediodía y, como ellos, fumadores y no fumadores, daban por hecho que una de dos, o los que llevan el vicio a cuestas se acostumbran a consumir y a caminar por la calle sin echar humo, o buscarán sus «truquillos» para dar al menos algunas caladas pese a la prohibición de fumar en espacios públicos siempre y cuando no se cumplan las distancias de seguridad de dos metros con respecto a las demás personas.

Para el jefe de Neumología del Hospital de Sant Joan, Eusebi Chiner, «hablar de dos metros de distancia en una terraza supone de facto la prohibición de fumar», ya que es muy difícil calcular la distancia con respecto al resto de clientes y a quienes circulan por la calle en ese punto. La medida, excesiva para algunos y comprensible para otros en tiempos de pandemia, es vista con buenos ojos por este especialista.

El problema no es el humo, que es perjudicial en general pero no específicamente para la propagación del covid-19, sino las «gotas de Pflügge» o microgotas que los fumadores expulsan tanto al exhalar el humo como al toser, «algo que hacen con más frecuencia que los no fumadores y que en este caso hacen sin mascarilla, al habérsela quitado precisamente para poder fumar». «Los fumadores exhalan con mayor frecuencia que los no fumadores cuando hablan y eso unido a que se quitan la mascarilla con más frecuencia con el incremento del riesgo de tocarse la cara y la boca» es lo que hace recomendable la medida de la prohibición en opinión de Chiner. «La medida es buena, ya veremos en el futuro su incidencia, pero este tipo de pequeñas medidas se notan», considera este experto.

De una manera más técnica explica que las partículas que llegan al alveolo, es decir, a los pulmones, están comprendidas entre las dos y las cinco micras, y también puede producirse contagio a través de gotas algo más grandes que llegan directamente a la faringe. Las partículas del humo del tabaco son aún más pequeñas por lo que no es esa la vía de transmisión, sino las pequeñas partículas que expulsamos por la boca, algo que los fumadores hacen en mayor medida y sin mascarilla.

El físico de la Universidad de Alicante Carlos Untiedt, coincide en señalar que «la gravedad es la misma para todo, pero cuando hablamos de partículas muy pequeñas entran en juego otras variables como la fuerza del aire que provocan que puedan quedarse más tiempo en suspensión. Es un efecto parecido al que vemos en el polvo o en un vaporizador». En este sentido, entiende que la distancia de dos metros con un fumador es suficiente porque «aunque las microgotas puedan desplazarse hasta cinco metros la carga viral que te llega no es la misma y si además se trata de un lugar abierto se dispersa en mayor medida». «Tendríamos que dividir la distancia elevada al cuadrado o al cubo», dice, pero como esto es imposible que el común de los mortales lo realice con una microgota de quien tiene cerca, en el caso del tabaco, Untiedt recomienda guiarse por el olor. «Si ya no hueles el humo estás a una distancia segura de las microgotas que pueda exhalar un fumador», apunta.

Dos jóvenes alicantinos que ayer tomaban un aperitivo en una terraza, Ana Sempere y Germán Tejero, coincidían en señalar que «nosotros no somos fumadores, pero estamos acostumbrados a que en las terrazas haya personas fumando alrededor y tampoco nos molesta demasiado». «La verdad es que hasta que escuché la medida de prohibir fumar no me había planteado que pudiera tener ningún impacto en cuanto al covid-19», admite Ana. Así, les parece positivo que no se fume porque «en la situación en la que estamos todo lo que sea prevenir es bueno», argumentan.

«Veo muy complicado lo de guardar una distancia de dos metros mientras fumas en una terraza o en la calle», admite Josu González que junto a Nuria Carnicero, pasa unos días de vacaciones en Alicante procedentes de Bilbao. «En el País Vasco lo pusieron antes y la verdad es que tenía la esperanza de que aquí tardaran un poco más, pero habrá que acostumbrarse», dice. «Nosotros no fumamos mucho, pero si nos sentamos en una terraza pues te apetece. La verdad es que cada vez nos lo ponen más difícil porque nos gustaba el mentolado y lo prohibieron en mayo y ahora con esto se complica aún más», lamenta Josu. «Creo que a la hostelería, que ya está tocada con toda esta situación, la medida de no poder fumar en las terrazas le va a perjudicar», añade.

Precisamente desde el lado profesional de la hostelería, el encargado del restaurante El Chaflán, Joaquín Landete, espera que «no nos compliquen demasiado la vida porque nosotros somos profesionales de la hostelería, no policías, y aunque informemos a nuestros clientes seguro que al final tenemos lío con unos y con otros», prevé.

Aunque cree que algo afectará una medida como ésta, «lo cierto es que cuando se prohibió fumar dentro pensábamos que iba a ser el fin del mundo y la gente se acostumbró, así que esperemos que también se habitúen a no fumar en las terrazas si no hay distancia suficiente», concluye.

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