El Castell de Guadalest ha resistido durante siglos al envite de batallas y guerras para defender sus almenas. Y ahora no ha sido menos. Con una pandemia que ha asolado el turismo y ha dejado enclaves turísticos sin apenas visitantes, este pequeño municipio de la Marina Baixa sigue recibiendo turistas que recorren sus estrechas calles para llegar a lo más alto y contemplar las vistas del valle. Una vez más, el pueblo parece que se mantiene vivo ante la batalla.
La crisis sanitaria ha hecho mella en el turismo y municipios como Guadalest, donde al día se reciben cualquier temporada alta a miles de visitantes, también han sufrido sus consecuencias aunque aguanta el tipo ante lo que prometía ser un mal verano. Y aunque el número de personas que este año dedican un día a conocer esta característica localidad ha descendido este año, todos los días se siguen llenando las calles de Guadalest que siguen respirando entre curiosos que quieren conocer esta localidad que está incluida entre los pueblos más bonitos de España por su localización y fisionomía.
«No tenemos el mismo turismo que otros años porque los autobuses de grupos no llegan; pero sí hay gente y, viendo como están otros lugares, aún damos las gracias», explica uno de los propietarios de un negocio. Tras el confinamiento y la desescalada, y con los datos negativos del turismo, municipios como Guadalest temían el golpe en temporada alta y que sus calles quedaran vacías y, por tanto, los negocios tuvieran que cerrar sus puertas. Y aunque la pandemia ha golpeado fuerte, muchos han resistido y siguen abriendo cada día la persiana.
Así, julio no fue un buen mes, aunque sí mejor de lo que se esperaba, y en agosto se ha remontado en número de visitantes, sobre todo turismo nacional que acude a este enclave turístico con sus propios vehículos.
«Tenemos mucho público nacional y algunos turistas franceses y belgas», apuntó el alcalde Enrique Ponsoda, quien indicó que este mes está siendo mejor que el anterior. «Pensábamos que estaría todo más flojo. No es un verano como los de antes pero está bastante bien», añade.
Caminar por las calles de Guadalest estos días es encontrar a gente en los rincones, desde los que entran a las tiendas a quienes deciden pasar un rato en los museos que tiene la ciudad en la plaza, subiendo al castillo o contemplan las vistas hacia el pantano de Guadalest; eso sí, con mascarilla y cumpliendo las medidas. El pequeño municipio, que cuenta con 217 vecinos, es la localidad con más museos por habitante; pero además son de los más curioso que se puede encontrar: desde el cuadro de Los Fusilamientos del 2 de mayo de Goya en un grano de arroz a uno de tortura con espeluznantes utensilios o casas de muñecas y belenes, entre otros.
Encarna Díaz es la directora de los museos en miniatura que hay en la ciudad y que son del artista Manuel Ribera Girona, conocido como Manuel Ussá. «Parece que en agosto se está moviendo un poco más con el turismo nacional», indica. Aunque no hay apenas presencia de extranjeros «que siempre en estas fechas hay muchos». Cabe recordar que a Guadalest acudían excursiones programadas, muchas de ellas desde los hoteles de Benidorm, donde casi el 50% de los alojamientos están cerrados.
«En agosto hemos recuperado y ojalá siga así», apunta, ya que el municipio no solo vive de la temporada alta sino que recibe turistas durante todo el año. Díaz reconoce que «estamos trabajando algo menos en los museos» y que ya no cierran a las 22 o 23 horas, aunque sí mantienen el horario normal. Lo mismo opinan desde otro de los museos, el de Antonio Marco, dedicado a las casas de muñecas: «Se ve más gente en agosto y más vale así que como estábamos antes».
