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La venta directa de lotería de Navidad cae más de un 30% por miedo al virus y se dispara la vía online

Las administraciones de los pueblos de interior registran más compradores turistas que otros veranos mientras que en la costa se nota una recesión del cliente extranjero y más mayor

Una de las administraciones de Elche, ciudad que por ahora está teniendo poca afluencia. MATÍAS SEGARRA

La incertidumbre por la pandemia de coronavirus se apodera también de la venta de lotería de Navidad. Lo que podría haber sido un verano de felicidad por adquirir los números de la suerte se está convirtiendo en unos meses extraños que están afectando también al comportamiento habitual de los consumidores. En términos generales, la venta directa en taquilla ha bajado más de un 30% este verano en comparación a la temporada estival pasada, y tomando sólo de referencia el último mes y medio cuando se puso en marcha la campaña.

Esta es la caída que estiman las administraciones con la venta presencial aunque se apoyan en la venta online, que se ha disparado en el último mes. Sobre todo la está demandando por vía telemática aquella clientela fiel que ha preferido no viajar esta temporada alta por miedo a los nuevos brotes de covid-19. Aún y así, nos números no dan y la mayoría de administradores temen que la campaña vaya a peor en septiembre con el inicio del curso escolar.

Desde la asociación provincial de loteros de Alicante aseguran que se trata de una campaña «dura, rara y distinta...es como una adivinanza porque no hay previsión», explica Manuel Soto, presidente del colectivo. La entidad reseña que ha bajado considerablemente el número de pre reservas que se están haciendo este año y sólo en las primeras semanas de iniciarse la campaña, el pasado 9 de julio, ya apuntaban a un desplome inicial de las ventas de entre un 30 y un 50%. La situación parece que no ha mejorado en los dos últimos meses, y desde la asociación aclaran que hay algunos factores que no acompañan.

Por un lado entienden que la campaña que ha iniciado Loterías y Apuestas del Estado es «bastante insuficiente, con poco impacto», además de haberse iniciado unos días tarde. Después, y más allá de la promoción que se haga de la campaña en este año, que está marcado por la crisis sanitaria, hay un importante nicho de mercado que está en el aire, como es el cliente festero que pertenece a hogueras, cofradías, hermandades o comparsas, que este año no ha podido tener celebraciones y por tanto muchas de estas agrupaciones no necesitarán vender lotería para costear ciertos gastos. Aún y así, hay comparsas que han transmitido a este diario que sí piensan comprar lotería, aunque «con otra alegría», reseñan en algunas comparsas de Moros y Cristianos de Elche y Crevillent.

En otro orden de cosas, la situación en la costa y el interior varía. En los municipios alejados del litoral la campaña ha decaído aunque están detectando una clientela nueva. «Los de aquí no se han movido y hay más turismo rural y viene mucha gente de fuera que se quedan en casas de campo, pero está más floja la venta porque al suspenderse fiestas muchas comparsas ya no intercambian décimos, y luego el hogar del pensionista ha cerrado y también bares», explica Paqui Camarena, de la administración 3 Virgen de los Desamparados de Ibi. En elche esperan a septiembre para empezar a tantear cómo afectará la pandemia a la campaña, ya que en verano la afluencia baja mucho en la ciudad. Por ahora han notado cierto repunte de llamadas reservando números concretos, de cualquier punto de España, indican desde la administración 2 de la Plaça de Baix.

En la costa sobre todo están notando que muchos compradores prefieren evitar las concentraciones y por lo tanto ha caído la venta directa a personas de más de cincuenta años que suelen ser clientes fieles de otros años,que han preferido no ir de vacaciones a la playa. «Tengo un grupo de unas doce personas de Asturias que han comprado por internet y en ventanilla hemos caído a la tercera parte. Lo peor no es lo que perdemos ahora si no lo que podemos perder», reseña con temor Agustín Fontanet, administrador de la Gamba Roja de Dénia. Desde la administración 1 de Benidorm narran que están vendiendo un 50% menos que otros veranos en ventanilla aunque la venta online se les ha duplicado. «Agosto va mejor que julio pero las expectativas pintan mal. La falta del Imserso se ha notado mucho y también los cierres de algunos hoteles», señala Jorge Mazón desde la principal ciudad turística de la provincia. En Santa Pola también tienen unas sensaciones agridulces. «No notamos falta de ilusión, pero tenemos clientes que nos han dicho que van a esperar para comprar y por supuesto dependemos de que el comercio y el trabajo funcione», reseña Raúl Robles de la administración 1 de la villa marinera.

En la administración Susi de El Altet, sin embargo, apuntan que esperaban vender menos después de los casos de brotes que están surgiendo, pero aseguran que hay una cierta normalidad «pero menos afluencia y ahora compran menos números, mientras que barracas y asociaciones festeras que compran y venden lo han cancelado todo», explica Ana Jabaloyes desde esta administración del litoral ilicitano.

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