Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

«La Inteligencia Artificial puede desplegar beneficios sociales en esta crisis»

Es uno de los 40 miembros de la Fundación ELLIS, entidad sin ánimo de lucro encargada de impulsar la Inteligencia Artificial en nuestro territorio

«La Inteligencia Artificial puede desplegar beneficios sociales en esta crisis»

La Fundación ELLIS (Laboratorio Europeo de Aprendizaje y Sistemas Inteligentes) nace de la colaboración público-privada de profesionales y entidades, pertenecientes a ámbitos como el derecho, la economía, las telecomunicaciones, la ingeniería, la universidad o la empresa. La red ELLIS tiene el objetivo de conseguir que Europa sea competitiva en Inteligencia Artificial y que ese impulso se transforme en beneficios económicos y sociales. En mayo se constituyó en Alicante: todo un hito ya que es el único de España y el único del sur de Europa (Portugal, Francia, España, Italia...). Vicedecano de la Facultad de Derecho, profesor titular de Derecho Internacional Privado en la Universidad de Alicante, abogado en Baylos, Aurelio López-Tarruella es experto en propiedad intelectual y tecnologías de la información y es uno de los cerca de 40 cofundadores de ELLIS en Alicante.

P ¿Por qué y para qué se ha metido en este proyecto tan ilusionante?R Hay que estar muy agradecidos a Nuria Oliver por el esfuerzo realizado para crear esta unidad ELLIS en Alicante, así como a toda la gente que está impulsando la innovación tecnológica en nuestra ciudad. La IA está cambiando nuestro mundo, y nos está cambiando como personas. Sólo hay que ver la cantidad de aplicaciones basadas en la IA que forman parte de nuestro día a día, o que las empresas están incorporando en el proceso productivo. Formar parte de la Fundación ELLIS me va a permitir vivir esos cambios desde dentro, apoyar la investigación y, como jurista, contribuir a que los beneficios de la IA repercutan en el bienestar de la sociedad en general y no sean capitalizados por unos pocos. Son varios los doctorandos que actualmente están trabajando en esta materia bajo mi dirección.

¿Qué le apasiona de la IA?

R El gran poder disruptivo que tiene. Los avances tecnológicos y, en particular la IA, están poniendo patas arriba sectores enteros de la economía como las manufacturas, el transporte o la banca. Y los impresionantes avances que la IA está significando en el ámbito de la salud llegan al extremo de poder afirmar, como hace Yuval Harari, que la vejez en un “problema técnico”.

P ¿Y qué le da miedo de la IA?

R Pues que esa disrupción beneficie sólo a unos pocos; y no seamos capaces de utilizarla en beneficio de todos y para afrontar problemas globales como el cambio climático. El Derecho tiene mucho que decir para calmar esos miedos, pero el reto es enorme: el proceso legislativo es lento y los cambios tecnológicos exponenciales. Hay que cambiar la manera de regular: se precisan normas flexibles y autoridades con la formación suficiente para saber aplicarlas en entornos en constante cambio. En este sentido, la formación continua deviene fundamental. Todo un reto para la Universidad.

P ¿Cómo nos está ayudando ya la IA con el covid-19 y cómo nos va a ayudar ante futuros virus?

R La crisis del Covid-19 es un ejemplo de cómo las técnicas de IA pueden desplegar los beneficios sociales de los que he hablado antes. Estas técnicas están permitiendo analizar datos de diferentes fuentes para extraer conclusiones y patrones de la enfermedad y del comportamiento de la población. Ello nos va a permitir estar más preparados para futuras crisis. Pero para ello es imprescindible que se de un presupuesto que esta crisis también ha demostrado que es factible: que las autoridades públicas y las entidades de investigación de todo el mundo compartan los datos de los que disponen. Sin ellos las herramientas de IA serían inservibles. Ojalá está tendencia se consolide: compartiendo datos e información se potencia la innovación en IA en beneficio de toda la sociedad.

P Usted es docente universitario. ¿Cómo ve la enseñanza universitaria dentro de unos años en vista de cómo este virus nos ha obligado a acelerar la formación online?

R Si para algo me ha servido el periodo de encierro forzoso ha sido para convencerme de que resulta posible garantizar el mismo nivel de calidad en la enseñanza online que en la presencial. Y todo son beneficios: tenemos la posibilidad de llegar a más gente, que puede conectarse desde cualquier lugar del mundo; y, gracias a la grabación de las clases, en el momento que mejor les venga. Además, la enseñanza online es un formato idóneo para los profesionales del futuro, que deberán compatibilizar su trabajo con una constante actualización de conocimientos. Como he dicho antes, la formación continua deviene fundamental. Todo apunta a que nos encontramos ante una disrupción tecnológica en el sector de la educación, y en la Universidad de Alicante debemos de estar preparados.

P Privacidad y nuevas tecnologías. Sé que da para muchísimo, pero ¿con qué idea se queda, o le preocupa o se muestra optimista?

R Me preocupan las posiciones tan polarizadas que existen sobre la cuestión. Por un lado, el sector empresarial demoniza las leyes sobre privacidad por suponer un obstáculo a la innovación basada en los datos. Por otro, los defensores de la privacidad dan por sentado que cualquier tecnología es maligna por definición, y hay que regularla. Tampoco ayuda a este debate la enorme complejidad de la legislación en la materia. Dudo mucho que los partidarios de ambas posturas la hayan analizado en profundidad. Se darían cuenta de las posibilidades que existen de llegar a puntos de entendimiento. Abogo por la creación de grupos de trabajo interdisciplinares en los que los tecnólogos señalen los obstáculos legales que encuentran para desarrollar sus proyectos, y que los juristas ofrezcamos las posibles soluciones para superar esos obstáculos sin menoscabar los derechos de los usuarios.

P ¿En qué situación está ahora mismo la propiedad intelectual en nuestro país?

R En la actualidad, la política sobre propiedad intelectual nos viene impuesta desde Bruselas… y hay que revisarla urgentemente. Es una política pensada para industrias que en estos momentos pueden considerarse “tradicionales”. No está pensada para las industrias del futuro como, por ejemplo, aquellas que basadas en la IA. Y el sistema de propiedad intelectual debería potenciar eso, las tecnologías del futuro. Ello exigiría facilitar el acceso a la información para que nuestras empresas tengan más datos para innovar (de ahí el término innovación basada en los datos). No obstante, los instrumentos que vienen de Europa están destinados a precisamente lo contrario: reforzar la exclusividad de los titulares de cualquier tipo de información, sean bases de datos, grabaciones audiovisuales de cualquier tipo, meras fotografías o artículos de prensa escritos por robots. Y mientras tanto, China y Estados Unidos siguen tomando ventaja en la carrera de la IA gracias, en parte, a una normativa en materia de propiedad intelectual mucho más flexible, que favorece el acceso a los datos. Basta con consultar la lista de las empresas tecnológicas con mayor valoración bursátil para darse cuenta de que el sistema de propiedad intelectual no está cumpliendo su papel: no hay ninguna empresa europea entre las 20 primeras.

P ¿En qué papel cree usted que está quedando España ante los ojos de la comunidad internacional sobre su gestión actual del covid?

En mi opinión podría haber existido una mayor coordinación, unión y participación de la información entre todos los actores clave que hubieran contribuido a una mejor gestión de la crisis. Tampoco ayuda que tengamos medios de comunicación que piensan más en el titular sensacionalista que en aportar información veraz; y mucho, mucho descerebrado en redes sociales y Whatsapp. Uno ya no sabe qué pensar. Y a ello se le unen algunos políticos más atentos en identificar cómo pueden desgastar, al contrario, que en intentar llegar a acuerdos. Pero, desde dentro las cosas se suelen ver peor que cuando estás en el extranjero. Recuerdo una entrevista al economista noruego Finn Kydland que me dejó sorprendido por la visión tan positiva que tenía de nuestro país. Y ponía como ejemplo el talento y la potencialidad de innovación que encontraba … en nuestros bares. Esta visión es trasladable a otros sectores: ciencia y tecnología, investigación, turismo, gastronomía... Tenemos gente muy válida en nuestro país y eso se sabe en el exterior. Tenemos que potenciar esa imagen.

P ¿La marca España podrá revertir su actual devaluación, a corto o medio plazo, sobre todo pensando en el turismo?

R Creo que sí, y especialmente en el turismo. Tenemos ventajas competitivas importantes: precios bajos, buen clima (mientras el cambio climático lo permita) y talento. Además, siguiendo a Kydland, somos potencia mundial en bares y en “tardeo” (que, para mí, es un claro ejemplo de innovación). Puede parecer un ejemplo absurdo, pero para mí, es una muestra de que se puede generar beneficios en cualquier campo con talento e imaginación. Más dañada queda la marca España en otros escenarios: retroceso en innovación e investigación, escasez de españoles en puestos de relevancia en organismos internacionales... La crisis del covid es un demérito más a añadir a una larga lista: la corrupción política, la gestión del “procés”, la crisis de la monarquía… De nuevo: confío en la gente de a pie para revalorizar la marca España.

P ¿Cómo cree que va a ser este arranque de curso en la Comunidad Valenciana, y no solo pensando en la universidad, sino también en colegios e institutos?

R Al menos en la Universidad (de Alicante), tras una adaptación inicial al periodo de pandemia muy difícil, las cosas se han hecho bien. La manera en que muchos compañeros han compartido conocimientos sobre herramientas docentes virtuales ha sido encomiable. Para el próximo curso todo está preparado. Se ha adoptado el llamado “sistema de docencia dual” que permitirá que, en turnos rotativos, un grupo de alumnos reciban las clases de manera presencial, y el resto lo hagan a través de videoconferencia desde su casa. Eso no quita para que la puesta en práctica va a ser un reto tanto para alumnos como profesores. No conozco la situación de colegios e institutos, pero quiero pensar que ellos también han hecho sus deberes. En mi caso concreto, a fecha de hoy, última semana de agosto carezco de suficiente información sobre cómo se van a desarrollar las clases de mi hijo; espero ser informado en breve.

P ¿En este arranque de curso nos estamos olvidando de que, además de a los alumnos, tenemos que proteger los profesores, pieza fundamental del sistema educativo?

R En el caso de la Universidad (de Alicante), se ha habilitado un procedimiento para tratar caso por caso la situación de los profesores y personal administrativo pertenecientes a grupos de alto riesgo. En cuanto a los profesores, a mi modo de ver, una posibilidad sería que impartieran docencia desde casa haciendo uso de herramientas telemáticas. Como he dicho anteriormente, el periodo de confinamiento me ha permitido comprobar que las herramientas virtuales de las que disponemos en la actualidad permiten garantizar que la calidad de la enseñanza no se resienta y soy optimista en este aspecto.

Compartir el artículo

stats