Lourdes Bermejo es vicepresidenta de Gerontología de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología. La entidad de la que forma parte mantenía hace escasos días una reunión con la Secretaría de Estado de Derechos Sociales para reclamar una mejora de las condiciones con las que afrontan las residencias de mayores esta segunda oleada de contagios. Cuestiones como la coordinación sociosanitaria, planes urgentes de contingencia, una mayor ratio de profesionales o la participación de residentes y trabajadores se consideran fundamentales para abordar con mayor garantías los rebrotes.

P ¿Qué es lo que está pasando para que el coronavirus esté entrando de nuevo en las residencias?

R En la medida que hay un repunte de contagios a nivel general es obvio que el virus puede volver a entrar en las residencias, y cuando lo hace suele ser a través de los trabajadores, que forman parte de la comunidad. Además, cuanto más infectado esté un territorio, mucho más alta es la probabilidad de que penetre en los geriátricos.

P ¿Qué es lo que se puede hacer al respecto?

R Partiendo de la base de que los trabajadores suelen ser la principal fuente de contagio, lo que hay que hacer es invertir para intensificar los test y no sólo cuando regresan de permisos o las vacaciones, sino de forma rutinaria. Hay que tener en cuenta que hay una gran cantidad de asintomáticos, y que por tanto desconocen que son portadores de la enfermedad. Por otro lado, los profesionales de los geriátricos deben tomar precauciones en su vida privada para tratar de no contagiarse.

P La sociedad de la que forma parte también reclama planes de contingencia para que las residencias tengan bien claro cómo actuar en caso de que se registre algún positivo entre sus paredes...

R Es fundamental, teniendo en cuenta los diferentes tipos de geriátricos. Hay algunos que tienen capacidad para tener zonas de aislamiento para personas contagiadas, en las que pueden deambular sin necesidad de estar encerradas en sus habitaciones. Luego hay otros centros que por sus limitaciones de espacio no pueden habilitar estas zonas y tienen que limitarse a las habitaciones, y por último hay las que no pueden aislar de forma alguna y, por tanto, tienen que derivar a los enfermos a centros sanitarios, si precisan de atención médica, o a otras residencias u hoteles. Por eso es tan importante que haya planes de contingencia que estén supervisados por Salud Pública.

P Y es aquí donde entra la exigencia de que haya una buena coordinación entre residencias y autoridades sanitarias...

R La coordinación es fundamental, porque muchos centros residenciales no tienen detrás personal sanitario para hacer frente a este tipo de crisis, y se plantea también la necesidad de derivar a los infectados, porque no tienen capacidad de aislar en sus propias instalaciones. Esto nos lleva a la conclusión de que hay que reforzar el personal o, como digo, derivar. Se trata de una obviedad, pero en la anterior oleada hubo algunos sitios en que esto no funcionó.

P Se está hablando mucho de los efectos negativos que el confinamiento tiene para las personas mayores. ¿Qué opina al respecto?

R Restringir las visitas es lo más fácil, pero si éstas se hacen de forma adecuada, con todas las medidas de distanciamiento e higiene, la posibilidad de contagios es muy baja. Insisto en que la principal vía de transmisión es por parte de los trabajadores, que tienen un contacto directo con los residentes. El confinamiento es lo más fácil, pero genera un daño y un sufrimiento tremendo en los mayores y además vulnera sus derechos.

P ¿Cuáles son las alternativas que plantean a este respecto?

R El confinamiento total es la última medida y cuando no haya más remedio. Llegado el caso, lo que se debe hacer es promover muchas más actividades en los centros, tanto de ocio como ocupacionales, pero en ningún caso mantener encerrados a los mayores en las habitaciones, porque se nos mueren.

P ¿Qué criterios se deben tener en cuenta para decidir el confinamiento total de una residencia?

R Hay que tener criterios profesionales y sentido común, porque me da la sensación de que falta un poco de sensibilidad y empatía. Hay que ser más humanos y no dejarse llevar por el miedo, que a veces nos hace tomar decisiones no adecuadas.

P En la Comunidad Valenciana se están realizando pruebas a los trabajadores a la vuelta de permisos o vacaciones, pero de momento no se les hacen test periódicos ni tampoco hay pruebas para los residentes. ¿Qué opina al respecto?

R Cada comunidad está actuando de una manera, pero cuantas más pruebas se hagan mucho mejor, tanto entre los trabajadores como entre los residentes. Porque es muy importante conocer la serología, cuántas personas han pasado la enfermedad, e ir cruzando todas la variables para tomar medidas preventivas. También para detectar casos asintomáticos. En definitiva, y como decía antes, hay que invertir en la realización de pruebas de manera rutinaria, y esperar que no falten reactivos para que los resultados se conozcan en tiempo y forma.

P ¿Y alguna medida más que esté al alcance de todos?

R Que nos cuidemos nosotros es fundamental para la salud de los mayores. Hay que ser muy precavidos, cumplir con las medidas de distanciamiento e higiene y lograr que baje la transmisión comunitaria, lo que sin duda tendrá también consecuencias positivas para las residencias.